26 de març 2019

Haitī. Un valiente y complejo país.



Si un país merece ser Patrimonio de la Humanidad, es Haití. Allí una revolución de esclavos creó el primer estado moderno de negros y la segunda república de América. Era la colonia más rica que tenía Francia porque producía azúcar, la droga que se pagaba más. En cien años los franceses habían convertido un refugio de sus piratas para asaltar barcos españoles en una próspera colonia. El censo de 1788 decía que había 25.000 blancos europeos, 22.000 mulatos libres y 700.000 esclavos negros. Casi todos habían nacido en África porque la supervivencia en las plantaciones era de pocos años.
Los que no podían más, intentaban huir de los látigos, de los perros y de la muerte, algunos lo conseguían. En París Robespierre abolía la esclavitud y proclamaba a los hombre libres e iguales. Los colonos no lo aceptaron y la rebelión negra se extendió. Un nuevo gobernador trajo las leyes de la Revolución y el esclavo Toussaint Louverture luchó con el ejército francés contra los españoles. El nuevo amo de Francia, Napoleón, restableció la esclavitud y quiso recuperar la riqueza de la colonia. El ejército de los negros se lo impidió. Toussaint engañado con una falsa negociación murió en una cárcel de Francia, pero los suyos siguieron hasta proclamar el primer estado de negros.
Estados Unidos hizo buenos negocios con ellos, pero tardó 70 años en reconocerlos, los que le llevaron a una guerra civil para abolir la esclavitud. Francia exigió una tremenda indemnización para compensar a los colonos del dinero que habían perdido. Su patrimonio era la vida de los negros. Haití pagó y a final del siglo XIX esta deuda era el 80% del presupuesto nacional. Se terminó de pagar en 1947. El primer país pobre ahogado por la deuda. El gobierno progresista de Aristide pidió una compensación por la esclavitud y colonización y sufrió dos golpes de estado bendecidos por USA y Francia.
Los cinco días en Haití son la parte más inquietante del viaje. Protestas contra el actual presidente Jovenel Moïse por la corrupción en los fondos de PetroCaribe, una creación de Hugo Chavez que ha permitido a muchos países caribeños acceder a petróleo y energía en condiciones muy favorables, acabaron con muertos en la calle. El conflicto enfrentó a Presidente y Primer Ministro y aparecieron siete mercenarios armados hasta los dientes. Cinco eran norteamericanos y habían entrado la frontera sin problemas. Algo parecido ocurrió en el segundo golpe contra Aristide, bendecido por la CIA, pero en esta ocasión la historia se repitió como farsa. La embajada USA maniobró para que se les devolviera a Estados Unidos y sigue la confusión de quien pagaba su factura y cuál era su objetivo.
Tanto lío hizo que USA declarara Haití un país de máximo nivel de riesgo, similar a Afganistan o Irak, y colapsara el turismo. Las compañías de seguros no cubren a los que viajan a Haití.
Hemos viajado 5 días por Haití, sólo hemos visto algunos blancos que trabajan en Naciones Unidas o ONGs y algunos religiosos. La sensación de riesgo y el miedo son totalmente exageradas. Se transmite la imagen de que al bajar del avión el blanco será asaltado por una multitud salvaje. Los índices publicados de violencia medidos en muertes por 100.000 habitantes, son en Port au Prince, PaP, la capital, mucho más bajos que en ciudades de USA o del resto de Latinoamérica. La capital con un índice de muertos más alto en este viaje es San Juan, la capital de Puerto Rico.
El viaje empezó en un bus des de Santiago, en la República Dominicana, hasta Cap Haitien. Nos instalamos en la escuela de primaria Les Poupons que alquila algunas habitaciones. Madame Colas se gana bien la vida. Tiene 30 alumnos que pagan unos 20$ por mes. Ahorra en personal porque a menudo tiene voluntarios en la escuela que sin pretenderlo, quitan el trabajo a algún haitiano. La escolarización es en francés pero esto es un reto porque los niños hablan en créole con sus familias. Es el lenguaje que aparecía después de un par de generaciones de mezcla de los diversos lenguajes de los esclavos africanos con el francés de los capataces.
La primera sensación de Haití, es la de un país africano que sufre de la bondad y la maldad de la cercanía de los países blancos ricos y de un exceso de basuras de plástico. Hay un gran desinterés por lo público y justificada desconfianza en el gobierno. En la corta historia de Haití, cada vez que ha habido un gobierno elegido popularmente y ha intentado poner en marcha programas sociales, ha sido derrrocado por las élites y por los USA. Cuando Aristide llegó al gobierno, había en el país 34 escuelas de secundaria. Cuando fue derrocado había creado 104. Uno de sus pecados fue acercarse a Cuba, pero cuando hubo el terremoto de 2010, había en Haití 573 médicos formados en Cuba. Muchos detalles los sabemos por WikiLeaks y lo explica muy bien Wikipedia.
En Cap Haitien visitamos la Citadelle Laferrière y el palacio Sans Souci. 
La Citadelle Laferrière es un nido de águilas. Una fortaleza con capacidad de albergar 15.000 soldados construida por el rey Christophe para protegerse de una esperada invasión francesa. Construido a latigazos, como las plantaciones de azúcar.
El palacio Sans Souci quería rivalizar con Versalles. Allí se suicidó Christophe después de que un ictus le dejara prostrado y al correr la noticia, sus víctimas se rebelaran. L'Hôtellerie du Roi Christophe es un antiguo y delicioso hotel en Cap Haitien en que trabajó de cocinero en su intervalo entre esclavo y emperador.
Es un mundo mágico para nosotros porque casi no hay visitantes. Estamos solos con los muchos haitianos que esperan ganarse la vida con los turistas que algún día vendrán. Royal Caribbean alquila desde hace décadas un pedazo de costa aislada en el que desembarca sus miles de pasajeros. Pero no pueden salir de los protegidos muros que los rodean y aíslan de oscuros peligros.
Haití también es un viaje literario. El gran escritor cubano Alejo Carpentier describe en "El reino de este mundo" esos increíbles hechos con rigor histórico, el estilo que se conoció como realismo mágico.
Les cloches de la Bresiliénne, del escritor haitiano Gary Victor es una novela policíaca Con fondo de conflictos políticos locales y de lucha de credos, se investiga el robo del sonido de unas campanas. Baño de luna, de la haitiana Yanick Lahens, es una saga familiar desde el antepasado esclavo a la actualidad. Una selección de estilos literarios para entrar en la bruma de realidad y magia, de vivos y muertos. La cosmogonía haitiana.
Cap Haitien fue la ciudad más rica del Caribe y paseando se convive con lo que ya no existe. El Marché à Fer, la Place d'Armes, las antigas mansiones de madera con balcones sobre la calle. El mismo estilo de Nueva Orleans, destruido por terremotos, huracanes y una historia dura. En la calle gente estupenda, con pocas cosas de que reírse, escolares uniformados, montones de plástico y charcas de las lluvias que llegan.
Bus a Port-au-Prince por la Route National 1 que une las dos principales ciudades. Las primeras 3 horas la RN1 es una pista de montaña sin asfaltar con poco tráfico. Atravesamos el valle del rio Artibonite y sentimos no poder acercarnos al hospital en que trabajó el doctor Jaume Ollé. Por fin el caos circulatorio de la capital hasta nuestro destino. Haití Communitaire da cobijo a múltiples organizaciones haitianas cuando necesitan un lugar para reunirse en la capital. No les cobran y se financian alquilando habitaciones a viajeros. La industria de las ONG es la mayor de Haiti y coincidimos con un grupo de Gonaïves que quieren poner en marcha una negocio de camisetas. Espero que les vaya bien.
Port-au-Prince está marcada por el terremoto que la destruyó en 2010. Probablemente 200.000 muertos en la mayor catástrofe natural urbana de la historia. En un país con muchas fragilidades y con dependencia de una bondad externa muy perjudicial. En la historia de Haití, cada vez que alguien ha intentado reformas para avanzar, ha pisado intereses de la élite o del vecino del norte. Construir algo nuevo implica cambiar algo antiguo. Con invasiones y boicots no le han dejado. Para compensar los problemas ha llegado ayuda. Al presidente que había ganado las elecciones y quiso reformar, le organizaron un golpe de estado. Ante el desastre, se le permitió volver pero con reformas económicas. Desaparecieron los aranceles a la importación del arroz y se arruinaron los productores locales. Todo el arroz llegó muy subvencionado de Estados Unidos. Se producía en Arkansas, que era el estado de Clinton.
Ahora Trump ha invitado al débil presidente Jovenel a su mansión de Miami. Quiere que siga su linea dura contre Venezuela. Como les vendían petróleo en condiciones favorables, ofrece buen trato con una corporación americana que se lo venderá barato. También quiere que dejen de comprar a China. Todas las motos en Haití son Haojin.
En PaP el transporte popular son los tap-tap. Furgonetas con carrocería pintada al último detalle. El arte y los motivos de la decoración son un signo del mantenimiento del vehículo y sirven para atraer pasajeros. Viajan entre carrefours y salen cuando están llenas. En los carrefours no hay semáforos ni reglas, atravesarlos es una pesadilla y convierte la circulación en un colapso. Si puedes pagar un poco más y crees que el futuro te será benévolo, moto taxi. Tres en la moto, entre vehículos atascados o averiados, en dirección contraria y bordeando cloacas destapadas. Unos campeones.
El terremoto destruyó el centro. La Grand Rue tiene edificios en mal estado y solares derruidos. El comercio se ha trasladado a la mitad de la calle. El Marché à Fer, que fue un destino de turismo de cruceros, ha sido reconstruido pero no tiene clientes. A pocos kilómetros, Cité Soleil, el gigantesco barrio de chabolas fue escenario hace unos años de los enfrentamientos entre los cascos azules de la ONU y grupos violentos. En otra dirección, la zona residencial de PetionVille, donde están la mayoría de hoteles y restaurantes.
La gigantesca plaza Champs de Mars parece mayor por la desaparición del Palacio Nacional en el terremoto. Ahora es el escenario de fiestas y de manifestaciones políticas. En su centro el Panteón Nacional recrea el relato de la primera revolución de esclavos y del complejo desarrollo de ésta república única. No muy lejos, el hotel Oloffson es el símbolo de una época. Activistas evangélicos han reemplazado a escritores y espías. En los años 50 era un lugar imprescindible. El único camarero es de aquella época. Un grupo de jóvenes practican hip hop en el hermoso jardín.
Bus a Santo Domingo. La frontera del sur es ineficiente. Desorden y controles absurdos. Una única valla rota separa los dos países y no sería problema pasar de un país a otro sin pedir permiso. Con un poco de castellano y de francés es suficiente. Este muro virtual separa la mayor desigualdad entre países. La renta per cápita de la República Dominicana es diez veces mayor que la de Haití. Ni USA con México, ni España con Marruecos, tienen tanta diferencia.


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