11 de juny 2020

Caribe hispano. Cuba, República Dominicana, Haití y Puerto Rico. Primavera de 2019 y verano de 2008


Idioma, mestizaje y nostalgias en las islas que fueron principio y fin para España.

Colmado en Santo Domingo. Patrimonio musical de la humanidad

Cuba. Verano de 2008
La ruta entre Guantánamo y Baracoa tiene tramos de cemento para que no se la lleve el próximo huracán. Verano de 2008, llueve, nuestro coche es el único en la carretera y bajo un mango hay un negro haciendo autoestop. Luis también va a Baracoa, al hospital porque es el director del servicio de cirugía. Hoy no hay bus porque se ha averiado y con el bloqueo es difícil conseguir repuestos. Conxita es médico y comentan sus libros de universidad. Traducciones del inglés y del ruso al castellano. Descubren que ambos tenían un abuelo gallego. Uno emigró a Cuba y otro a Barcelona. En Baracoa nos despedimos con un abrazo. Nuestros hijos, Guille y Alicia, han seguido apasionados la conversación.
En Santiago de Cuba habíamos alquilamos un coche. Éramos cuatro y el coche tenía cinco plazas. Mil seiscientos kilómetros y diez días después, del Oriente cubano a La Habana, siempre habíamos cargado algún pasajero. En Cuba la sanidad y la educación son excelentes pero el transporte es un desastre. Quizá por las dificultades del bloqueo posterior a la revolución, pero las conversaciones fueron inolvidables.
“Mi hijo se fue a Miami y allí se casó con una mexicana, pero yo ya sabía que eso no iba a funcionar. Ahora vive con una cubana que es de una familia de mi barrio de Camagüey. Yo conozco a su madre y ahora está bien.”
“Mi hija es médico y trabaja en las misiones en Venezuela. Gana más y en el pueblito le hacen muchos regalos. La última vez que vino nos trajo un televisor. Pero yo sufro mucho porque allí hay violencia. La gente toma mucho y todos tienen armas.”
“Ustedes tienen un rey, ¿cómo les va?, mi abuelo vino de España y me explicaba que entonces había uno que se llamaba Alfonso.”

Rincón de La Habana visto des del esqueleto de un tren colonial

El Caribe hispano lo habíamos leído en los libros de Alejo Carpentier, en las canciones de Pablo Milanés o Rubén Blades y se parecía a lo que vivíamos.
En la bahía de Santiago se recuerda la batalla en que Estados Unidos hundió la flota española sin sufrir bajas. Los americanos provocaron un incidente, contaron mentiras en la prensa, declararon la guerra y se quedaron con el botín. No fue la última vez que lo hicieron. En España el desastre se ceró con una frase estúpida: “Más vale honra sin barcos que barcos sin honra.”
Santiago de Cuba está muy cerca de Haití. De allí llegaron los colonos franceses que huían de la revolución de los esclavos. Volvieron para hacer lo que sabían, ingenios azucareros donde trabajaban esclavos. Cerca está la Sierra Maestra donde años más tarde unos jóvenes empezaron otra revolución.
Nuestro viaje fue entre el “Período especial”, cuando Cuba sobrevivió a la desaparición de la Unión Soviética, y la mejora de relaciones con la administración Obama. El presidente Obama, que era negro, saludó a Raúl Castro durante el funeral de Nelson Mandela, que también era negro. Ante el escándalo, tuvo que recordar que Cuba ayudaba a Mandela cuando Estados Unidos lo definía como terrorista.
Nuestra ruta siguió por Guantánamo, Baracoa, Holguín, Trinidad, Camagüey y La Habana. Incluyó entrañables visitas a asociaciones de sordos en Santiago y Holguín, con un gran nivel en educación, deporte y socialización. El nivel de la comunidad sorda es un buen indicador de la capacidad de una sociedad de no dejar nadie atrás, porque los sordos lo tienen más difícil.

Santo Domingo. Colon nunca supo donde llegó pero ahí dejó sus huesos.

República Dominicana.
Un domingo por la tarde de la primavera de 2019. En dos horas, salen de Barajas cuatro vuelos hacia la República Dominicana. Tres van a Punta Cana y uno a Santo Domingo. Unos van llenos de españoles y el otro de dominicanos. Dominicana vive de turismo, remesas, puros y ron. También del oro de la mina de Pueblo Viejo, en la que Colón ya encontró pepitas cuando llegó al Caribe.
Las pequeñas islas vecinas forman parte de la constelación inglesa. Antes importaban esclavos y en ellas los piratas enterraban sus tesoros. Ahora los ricos de todo el mundo siguen haciéndolo. Las deudas de todo eso se juzgarán en el Juzgado de lo Mercantil del Juicio Final.
En cada esquina de Santo Domingo hay un colmado. Se compran latas, papel higiénico y botellas, se bebe, se oye música y se conversa. Al atardecer se juega al dominó y algunos bailan. Si no hay espacio, se baila agarrado o en la calle. Nos invitan a compartir cerveza y hablamos de música. Hay una línea ascendente de la bachata al merengue y al bolero. Las historias que cuentan son más complejas pero siempre va de amor. La República Dominicana es un patrimonio musical de la Humanidad.
Domingo en la mañana, fuera de la Zona Colonial, han intentado robar el bolso a una canadiense. Ha caído, tiene sangre y la ayudan los del colmado.  Conxita la tranquiliza hablando en francés durante una exploración neurológica típica del vudú occidental. La chica trabaja en la embajada en Haití y había venido a Dominicana para relajarse.
En Santo Domingo, Colón está muy presente. En su catedral se encontraron unos huesos que quizá eran suyos y el edificio más antiguo fue la residencia de su hijo. En Haití está la presunta ancla de la Santa María, su nave. Los edificios antiguos ahora son instituciones culturales como la Academia de Ciencias o la Sociedad Bibliográfica. Hay una amplia lista de entidades asociadas y sorprende la falta de alguna entidad española. España se vive como algo lejano y áspero. Lo cercano son los gallegos, canarios, catalanes, amigos conocidos, Serrat, Sabina...
En el Panteón de la Patria hay próceres y patriotas. No está el sanguinario dictador Trujillo. En el cementerio de El Pardo espera a la momia de su amigo Franco. Después de asesinar a las tres hermanas Mirabal, iconos de la democracia, Trujillo ya no era útil para la CIA que le había protegido por miedo a la revolución cubana. Terminó la fiesta del chivo y las primeras elecciones las ganó el reformista Juan Bosch. Demasiado para los USA que invadieron el país e impusieron a su hombre, Joaquín Balaguer, otro apellido catalán.
Las hermanas Mirabal. Patria, Minerva y Teresa. Su asesinato deribó a Trujillo

Alquilamos un coche para ir del Caribe al Atlántico, atravesar la cordillera central hasta Santiago de los Caballeros y viajar en bus a Haití. La primera etapa es Las Terrenas, un enclave de turismo en la península de Samaná con kilómetros de playa de arena fina, palmeras y agua cálida. Una relajada colonia muy francesa lejos de los resorts tipo Disney de sol y playa al este de la isla, en Bávaro y Punta Cana.
La cultura francesa marca sus límites. Indican la tienda de productos franceses y la de productos locales. Pero en la calle hay dominicanos de Miami que mezclan castellano con inglés, franceses que hablan español con acento caribeño y haitianos que disimulan el acento créole. En 1937 en la Masacre del Perejil, Trujillo ordenó matar a miles de haitianos pobres en un conflicto de fronteras. Como los campesinos eran iguales, pronunciar bien "perejil" era la salvación. Si tu lengua era francés o créole no podías. Para borrar las protestas internacionales, pagó una indemnización y aceptó a republicanos españoles y judíos refugiados de otro fascismo. Así quería blanquear la población de la República.
Jeanne nunca ha estado en Haití en los 15 años que vive en Las Terrenas. Dice que es sensible y no soportaría ver a niños que le piden dinero y lo pasan mal. Escuchó las conversaciones de los "humanitarios" que le llenaron el hostal a mitad de febrero, cuando las embajadas ordenaron a sus nacionales abandonar Haití por los conflictos políticos y la violencia. El desayuno en el hostal es un canto al mestizaje. Somos la única pareja no mixta. Las otras son tres alegres familias de europeo y dominicana.
Larga y hermosa ruta de montaña y costa hasta Santiago de los Caballeros. La península de Samaná, con isletas, caídas de agua y ballenas retozando. La costa norte, un paraíso del wind y el kitesurf. República Dominicana tiene las montañas más altas del Caribe y a pesar de una fuerte sequía, hay una vegetación que se recupera de pasados excesos en la tala de árboles.
Santiago es la tranquila segunda ciudad del país. El periódico, "El Nacional, la voz de todos", explica que Trump ha citado a los presidentes de Dominicana, Haití, Jamaica, Bahamas y Santa Lucia a la lujosa urbanización que su familia comercializa en Miami. Quiere que le apoyen en su plan de echar a Maduro de Venezuela y que le compren cosas en lugar de comprarlas a China.

Sans Souci y Citadele Laferière. Pesadilla de un esclavo emperador

Haití.
Una larga jornada, en un bus en que la nota de color la damos nosotros, nos lleva al norte de Haití. Ese día no hay mercado en la frontera de Dajabon y no nos detenemos. Los agravios  antiguos entre los dos países y su diferencia de renta dan para mucho comercio. La República Dominicana tiene una renta per cápita diez veces mayor que Haití, es la frontera con mayor diferencia del mundo. La Española, la isla que comparten los dos países, es demasiado pequeña.
La primera República en América la hicieron unos colonos contra su rey inglés en 1776 y conservaron sus esclavos. La segunda República la hicieron unos esclavos contra sus colonos en 1804 porque en Francia hubo una Revolución. Hicieron historia pero lo pagarían caro. Francia obligó a Haití a indemnizar el dinero que perdió. Ese dinero era lo que valía la vida de los negros y se terminó de pagar el 1947. Estados Unidos no reconoció a Haití hasta 70 años después cuando tuvo que hacer una guerra civil para abolir su esclavitud.
Haití esta a mitad de camino de África y América. Del vudú y de los cristianismos. Su lengua, el creole, la crearon para entenderse gente que hablaba mandinga, yoruba, fula, francés o español.
Aristide, un sacerdote salesiano reformista, ganó dos elecciones. La primera vez le derrocaron militares cercanos al narcotráfico y la segunda mercenarios entrenados por la CIA. El penúltimo presidente tiene un conjunto musical que no puede actuar en Canadá por sus letras misóginas y violentas. El actual presidente robó los fondos de Petrocaribe, un acuerdo de Chávez para ayudar con petróleo a los países pobres del Caribe. En febrero hubo manifestaciones para que el presidente se fuera y desapareció el turismo.
En la historia de Haití, cada vez que alguien ha intentado reformas, ha pisado intereses de la élite o del vecino del norte. Construir algo nuevo implica cambiar algo antiguo pero con invasiones y boicots no les han dejado. Para compensar, les han enviado ayuda internacional. Al presidente Aristide le organizaron un golpe de estado. Ante el desastre, se le permitió volver pero las reformas impuestas quitaban los aranceles a la importación del arroz y se arruinaron los productores locales. Todo el arroz llegó subvencionado desde Estados Unidos y se producía en Arkansas, que era el estado del presidente Clinton.
Dormimos en l’école Les Poupons, en Cap Haitien que es la capital del norte. Hace 150 años era la ciudad más rica del imperio francés, más que la cercana Nouvelle Orléans. Dos revoluciones, la que proclamó los Derechos del Hombre en París y la que triunfaron los esclavos, en Haití, lo cambiaron todo. Madame Colas  dirige la escuela y alquila una habitación. También es mamba de vudú y nos consigue un chófer para ir a la Citadelle Laferrière y al palacio Sans Souci. Los construyó el emperador Christophe, que antes de la revolución fue esclavo y cocinero. Después fue militar y emperador, pero cuando vio que la fortaleza le protegía de los franceses, pero no de los negros que la habían construido a latigazos, se suicidó.
En la escuela Les Poupons, hay 30 alumnos que pagan 20$ por mes. Como la principal industria en Haití son las ONG, cuando tiene voluntarios, Madame Colas ahorra costes. Lavarse los dientes por la mañana viendo a niños uniformados repetir palabras en francés tiene su gracia.
Bus a Port-au-Prince por la Route Nationale 1 que une las dos principales ciudades. Las primeras 3 horas, la RN1 es una pista de montaña sin asfaltar con poco tráfico. Atravesamos el valle del río Artibonite y sentimos no poder acercarnos al hospital que nos ha sugerido un médico amigo.
Ahora no hay turismo. Los blancos miedosos creen que al bajar del avión unas turbas oscuras se los comerán. No es verdad y sólo hemos de temer a nuestro miedo y al caos del transporte. Caos circulatorio porque en los carrefours no hay reglas. Si eres optimista y crees que el futuro te será favorable, la mejor opción son las moto-taxi. Con ellas hemos recorrido la ciudad en todas direcciones. Tres pasajeros en una moto, zigzagueando entre artísticos tap-taps y lujosos 4x4, esquivando baches, charcos, cunetas y cuando es preciso, en dirección contraria. En Port au Prince vivimos en Haití Communautaire, un interesante proyecto que alquila alojamiento a visitantes y cede sus instalaciones a organizaciones comunales que necesitan espacio en la capital. Gente muy maja.

Centro de Port au Prince arasado por teremotos e invasiones.

Port-au-Prince está marcada por el terremoto que la destruyó en 2010. Probablemente 200.000 muertos en la mayor catástrofe natural urbana de la historia. Paseando por el centro hay muchos solares vacíos y el comercio se hace en la calle. La Grand Rue tiene la mayoría de sus edificios en mal estado y muchos solares derruidos. El Marché à Fer, que fue un destino de turismo de cruceros, ha sido reconstruido pero no hay clientes. A pocos kilómetros, Cité Soleil, el gigantesco barrio de chabolas fue escenario hace unos años de los enfrentamientos entre cascos azules de la ONU y grupos violentos. En otra dirección, la zona residencial de PetionVille, tiene los escasos hoteles y restaurantes. El Hotel Oloffson recuerda los grandes días del turismo. Activistas evangélicos han reemplazado a escritores y espías. En los años 50 era un lugar imprescindible. El único camarero todavía es de aquella época. Los haitianos son gente estupenda, que ha sufrido mucho y sabe superarlo. El turismo volverá algún día porque el país es una maravilla.
Bus a Santo Domingo. Viajamos con un grupo de diez indios que hacen negocios en Haití. La competencia comercial ya es entre India y China. La frontera del sur a Dominicana es una broma. Desorden y controles absurdos. Una única valla rota separa los dos países y no sería problema pasar de un país a otro sin pedir permiso. Con un poco de castellano y de francés es suficiente. Este muro virtual separa la mayor desigualdad entre países del planeta.

El viejo San Juan de Puerto Rico cuando han marchado los cruceristas

Puerto Rico
El ferry a Puerto Rico es un resumen del viaje. El pasaje son dominicanos con mucho equipaje. El camarero es haitiano y está contento cuando hablamos bien de su país. El bote navega bajo bandera griega y la policía gringa de fronteras patrulla por la nave.
El Viejo San Juan está lleno de cruceristas que vuelven a su barco a las cuatro de la tarde y entonces todo queda desierto. Por la noche en Santurce, nuestro barrio, sólo hay un restaurante abierto. Es de españoles y Juan, el camarero de Cádiz, nos canta una chirigota verde. Preguntamos a Manolo, el gallego propietario y cocinero, por unos parientes lejanos de Conxita. Parece que unos Cadierno eran mayoristas de licores hace muchos años. También unos Bacardí llegaron de Cuba cuando la revolución, como antes habían llegado desde Sitges.
Puerto Rico es una colonia. La que le queda a Estados Unidos después de quedarse con los restos del decrépito imperio español. Cuba se le fue con la revolución y a Filipinas la ocupó Japón, un imperio rival. Puerto Rico es el estado más pobre de USA y sus ciudadanos no pueden votar al presidente pero pueden emigrar. Es lo que hicieron al irse a New York los bailarines de West Side Story, un maravilloso avatar de Romeo y Julieta.
En 2013 Puerto Rico estaba en quiebra. Era la Grecia del imperio americano. En 2017 llegó la bancarrota y después el huracán María, con ráfagas de 300 km/h y 3.000 muertos. En algunos lugares se tardó 190 días en restablecer la electricidad. Para los muy ricos no hay mal que por bien no venga, la Teoría del Shock. Trump y los republicanos recortan las ayudas a la reconstrucción y facilitan la emigración. Una isla que se vacíe de locales. Un paraíso tropical sin impuestos a los ricos y con plusvalías que están en la ciudad y las playas. Lo explica la activista Naomi Klein en "La batalla por el Paraíso" con contraportada de Ada Colau y la alcaldesa de San Juan. Los conflictos de PR son modernos. Se parecen a los nuestros y son diferentes de la dureza política de Dominicana y de la dureza social de Haití.
Los demócratas no cierran la puerta a la integración de PR como estado número 51. Los republicanos no la quieren porque pueden tener los beneficios sin pagar las obligaciones. La decisión será del Congreso USA porque los habitantes de la colonia no deciden. Cuando los portorriqueños residen en USA, votan demócrata, como Alexandria Ocasio-Cortez, la joven congresista por New York e icono de la izquierda del Partido Demócrata.
Rentamos un carro y manejamos hasta la reserva natural del Yunque. El único camino en la jungla que no está cerrado por los destrozos del María, permite caminar al punto más alto y ver las orillas del Caribe y del Atlántico. Después vamos a la playa del Luquillo, sin resorts, hoteles ni apartamentos y con 60 puestos de comida.
Ferry de nuevo a Santo Domingo. El Presidente dominicano se reúne con un Vicepresidente de China dos días después de ver a Trump. Le había pedido una rebaja arancelaria para exportar acero a Puerto Rico y botas a los militares de USA. También pide quitar la calificación de país peligroso para que vuelva el turismo.
Complicado encontrar taxi al aeropuerto y Uber nos cuesta menos de la mitad. No pagaremos con tarjeta porque nos han sobrado pesos y el conductor propone cancelar la reserva para ahorrarse el 30% de comisión de la plataforma. Nos explica que en Haití hay terremotos y en Dominicana no, porque aquí creen en Dios y al otro lado de la isla se veneran muchos demonios. Aquí los demonios sólo se invocan para sanar cuando los remedios de la doctora no alcanzan.
Últimas horas en Santo Domingo. Último sancocho en un restaurante. Última librería y arenga del librero sobre Juan Bosch en su lucha contra Trujillo. Último periódico con noticias sombrías de Haití en portada. Último museo en un caserón de conquistadores y piratas. Última cerveza y merengue en un colmado callejero. No te vas nunca de un sitio que sientes como tu casa.

Cuba, República Dominicana, Haití, Puerto Rico.

Detalle de los viajes.
27 julio al 12 agosto de  2008. Vuelo a Santiago de Cuba, coche alquilado y 1.600 km hasta la Habana. Guantánamo, Baracoa, Holguín, Trinidad, Camagüey y La Habana. En familia: Conxita, Alfons, Guillem y Alicia. Siempre algún autoestopista como quinto pasajero.
16 al 31 de marzo de 2019. Vuelo a Santo Domingo. Alquiler coche hasta Las Terrenas, península Samaná y Santiago de los Caballeros. Bus a Cap Haitien. Visita en taxi, moto y andando hasta la Citadelle Laferrière y palacio Sans Souci. Bus a Port-au-Prince. Muchas moto-taxi dentro de la ciudad y alrededores. Bus a Santo Domingo. Ferry nocturno a San Juan de Puerto Rico y caminar toda la ciudad. Alquiler coche al Parque Nacional El Yunque y playa Luquillo. Ferry de vuelta a Santo Domingo. Vuelo a España.
República Dominicana tiene mucho turismo en resorts cerrados en el este de la isla. En Santo Domingo sólo hay turismo en la Zona Colonial. En el resto del país hay poco turismo independiente pero es fácil moverse. Los precios de alojamiento y comida en RD pueden ser un 20% más bajos que en España. En Haití y Puerto Rico por lo menos un 20% más caros. En los tres países es fácil reservar  on line. Los hoteles buenos son caros pero hay opciones originales a precios aceptables. Hay buenas compañías de bus que conectan las ciudades de Dominicana y Haití. El aire acondicionado es excesivo, se aconseja abrigo. Primavera y principio de verano es buena época para evitar los huracanes de final de verano y principio de otoño. El ferry entre Dominicana y Puerto Rico dura 12 horas,  hace cada ruta tres veces por semana y empieza en marzo. Pasaje, camarote y comida es cómodo pero caro. Entrar en Puerto Rico tiene los mismos requisitos que USA. Hay que obtener un ESTA y pasar varios controles. En los tres países se puede pagar en dólares aunque las monedas son Gourdes en Haití  y Pesos en Dominicana. Las estadísticas dicen que San Juan es la más peligrosa de las tres capitales porque las estadísticas son mejores. Como turista hay que tomar las prevenciones habituales y la mejor garantía es la falta de turismo y hacer una ruta no habitual.

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