4 de juny 2020

Oriente Medio de Líbano a Sudán. Ramadán en tierras de muros y dioses. Primavera de 2018


La paredes del muro que encierra Palestina son libros de hormigón

Campo refugiados Dheisheh, Belén, Jerusalén. Primavera 2018.
Dheisheh es uno de los campos de refugiados de Belén. El Evangelio dice que Jesús nació cerca y fue crucificado en Jerusalén, al otro lado del muro que ahora encierra a los palestinos. El Corán dice que Mahoma voló al cielo desde la Explanada de las Mezquitas, muy cerca y justo donde la Biblia dice que Dios cogió barro para moldear a Adán y un ángel sugirió a Abraham que en lugar de matar a su hijo, sacrificara una cabra. Más historias con protagonistas tan famosos en tan poco espacio es imposible.
En Deheish me alojo en casa de Mohammed y Shimaa y juego con sus hijos Elías y Ramid que tienen 2 y 1 año y mucho que aprender, aunque de momento todo les parece bien. La casa está en el terreno que las Naciones Unidas dieron al abuelo cuando le expulsaron de su pueblo al crearse el estado de Israel. Mohammed construyó el segundo piso y quizá los niños harán el tercero. Hoy ha sido otro día para la Historia porque los palestinos conmemoran la Nakba, que quiere decir "Desgracia", porque se cumplen 70 años del día en que tuvieron que abandonar sus tierras. También hoy empieza Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, y Trump ha decidido que Estados Unidos traslada su embajada a Jerusalén. El gobierno israelí de coalición entre derecha, extrema derecha y partidos religiosos, lo ha conseguido.
En Belén hay que leer las pintadas en el muro porque son un libro escrito en páginas de hormigón. En la calle no había coches y los adolescentes no bromeaban. De repente algunos se pusieron mascarillas y aparecieron tirachinas seguidos de los primeros disparos de botes de humo. Cada familia tiene un muerto o un preso, pero también un futuro que construir. Me dicen que en Gaza ha habido 50 mártires, que el ejército de Israel los ha matado porque se habían acercado demasiado al muro, y más tarde las televisiones de todo el mundo lo confirman.

Beirut en primavera, alegre pero desconfiada

Líbano. Primavera 2018.
El viaje a Oriente Medio, una tierra de dioses antiguos y muros nuevos, empezó en Beirut. Líbano en primavera. Un país del tamaño de la provincia de Barcelona con una población que crece 10% cada año y tiene dos millones de refugiados sirios y palestinos. Hay 11 millones de libaneses en la diáspora, 17 periódicos y 18 denominaciones religiosas. La culpa la tiene haber inventado el alfabeto hace 3000 años y las ciudades hace 7000.
Líbano tiene una historia de guerras que se suceden desde la Biblia hasta hoy. Un bellísimo país que repite en el Mediterráneo Oriental el paisaje de mar y montaña, de Algeciras a Istanbul, de Barcelona a Beirut.
Un taxista es palestino y ha vivido en Costa de Marfil, otro tiene un hijo en Suecia y otro en Angola. Alguien nos cuenta en portiñol que en Brasil los libaneses son la tercera comunidad.
En la Corniche la noria del parque de atracciones sigue girando y los beirutíes pasean y disfrutan, sin pensar lo que pueda pasar mañana. En la ciudad vieja de antes de la guerra civil, 1975-1990, se ha construido un downtown de lujo sin clientes. fue mala idea querer que Beirut se parezca a Dubai. Nuestro hotel está en Hamra, el corazón del sector occidental y musulmán de la guerra, y ahora lleno de vida.
Parece un espejismo pero en el restaurante del sábado noche hay música en vivo y los clientes bailan. Tres señoras sin velo y con vino, dos chicas con minifaldas y tacones extremos y otra con velo.
En Beirut vamos a la embajada siria donde centenares de personas tienen dramas personales pendientes. La guerra se está acabando pero no es momento para nuestro visado de turista. La fortificada embajada siria está fuera de Beirut para evitar problemas, cerca del memorial a la guerra civil libanesa. Una inquietante y hermosa torre construida con chatarra de cañones, tanques y otros artefactos bélicos.

El mejor recuerdo a las armas se hace con su chatarra.

El valle de la Bekaa en la frontera con Siria, con las gigantescas ruinas romanas de Baalbek, territorio de camisetas amarillas con los símbolos armados de Hezbollah y fotos de sus mártires. Los mismos días en España había ministros cantando que eran novios de la muerte en desfiles militares y religiosos mientras se requisaban camisetas amarillas independentistas.
Campamentos de refugiados sirios. Muchos trabajan en el campo a 6 $/día, frente a los 30 $ que cobraría un libanés. Ya pasaba antes de la guerra. Alterno la lectura de "L'Orient le Jour", maronita y conservador, con "Daily Star", más progresista y siento no poder leer diarios en árabe. Todos coinciden en que los refugiados sirios deben volver a Siria porque integrar los refugiados palestinos tuvo consecuencias dramáticas para la compleja sociedad libanesa.
La montaña del Líbano, con los últimos cedros y las luchas entre maronitas y drusos. Allí se refugiaron los cristianos que ya estaban antes de Roma y todos los herejes después que los árabes derrotaran a Bizancio.
El sur de Líbano estuvo ocupado por Israel 22 años. Es territorio chií. Israel volvió en 2006 pero se retiró a los 33 días. El "Partido de Dios" lo sintió como una victoria y lo recuerda en Mleeta en un parque temático de aquella guerra. En la montaña no hay transporte público porque no hay suficiente confianza y cuesta llegar a Sidón, antes fenicia y ahora sunita.
Ruta a Junieh, feudo cristiano. En el estrecho paso de Nahr El Kalb hay 17 estelas de piedra, era una costumbre de los ejércitos en sus retiradas. La más antigua es del faraón Ramsés II y la más reciente del ejército colonial francés e inglés. Cerca, en una cueva en territorio cristiano maronita encontramos unas niñas rezando el rosario en árabe "Salam Aleikum, Marian", "Dios te salve, María".
Nada supera a Byblos. Todas las culturas desde hace siete mil años han dejado sus huellas y sus restos. Es sábado y hay mucho turismo local. Un Líbano amable y feliz que es una esperanza de futuro.

Chipre.
En Israel y en Líbano los clérigos gestionan la ley civil. El matrimonio es religioso y las iglesias lo regulan. Para una boda laica, hay que irse a Chipre. Como Israel y Líbano no tienen relaciones diplomáticas, para viajar de uno al otro, también hay que ir a Chipre. Es la rótula entre la Europa Ortodoxa, Oriente Medio y África del Norte.
Nicosia es la única capital europea dividida por un muro. El control policial de la calle Ledra sustituye en la imaginación al Checkpoint Charlie de Berlín. Aduana grecochipriota, tierra de nadie administrada por la Naciones Unidas, aduana turcochipriota. Hasta el año 2003 no se permitió el paso. Separados durante veintinueve años. En medio una franja de tierra de 200 km y un ancho de decenas o centenares de metros donde el reloj se paró el año 1974.
Aquel año los militares griegos invadieron la isla y proclamaron la unión de Chipre a Grecia. El presidente era el arzobispo ortodoxo Makarios que quería situar a Chipre entre los países no alineados. La CIA decía que era comunista y convertiría a Chipre en una Cuba del Mediterráneo, quizá porque Makarios y Fidel tenían barba.
Cinco días después, el ejército turco invadió Chipre para proteger a la minoría turca. Se quedaron el tercio superior de la isla, el más rico, y las Naciones Unidas gestionaron una zona de separación.
Ahora se ha descubierto una bolsa de gas natural en el sur y al votar la unión, el sur ha dicho que no. Es cuatro veces más rico y la Unión Europea lo ha integrado rápido para limitar la influencia rusa.

Tertulia en el muro de Nicosia

En el sur de Nicosia, las calles que van al norte acaban todas en una barricada. Algunas calles se recuperan con arte callejero. El norte de la ciudad es turco y se llama Lefkosia, todas las calles van al sur y están barricadas. En esas calles sin salida los viejos juegan a las cartas y los niños van en bicicleta.
Dos días viviendo en el lado turco. En bus a Famagusta, una ciudad veneciana amurallada que se enriqueció con los cristianos que huyeron de las derrotas cruzadas. Varosia, su playa al sur de la muralla, atraía a Brigitte Bardot y Elizabeth Taylor. Cuando el ejército turco llegó, todos huyeron a la cercana base inglesa dejando el desayuno en el plato. Sería cosa de pocos días pero años después, en tierra de nadie, la comida está llena de polvo.
Kyrenia, a 60 millas de Turquía, tiene murallas y vertiginosos castillos con nombres como Buffalvento y San Hilarion que no saben de que enemigo protegerse.
Ya en el lado griego y con un coche local alquilado a buen precio, vamos a las montañas de Troodos. Pequeñas iglesias en que se refugiaron los monjes ortodoxos huyendo de los latinos, las huestes del Papa de Roma. Frescos que recuerdan el románico del Pirineo porque el arte de la ortodoxia no debe cambiar. La posición de la Virgen y el niño es la misma en la mayoría de iconos del monasterio de Kikkos. La otra patrona de la isla, la diosa Afrodita, admitía más posiciones.
Alexos nos cuenta que su local no es un bar y solo hace banquetes por encargo. Antes las bodas eran de 3000 personas, pero ahora solo asisten 1000. Se invita a todo el pueblo y los novios se construyen una casa con los regalos. Cuesta 8€ por persona porque no es sofisticado y la cantidad es lo que importa.
Chipre es una anomalía geológica, grandes minas de cobre que facilitaron la edad de bronce. Algo queda de las minas pero en las montañas ahora lo importante es el vino, el perfume de agua de rosa y una estación de esquí que cada año tiene menos días de nieve.
El turismo de playa está en Paphos y Larnaka. A medida que avanza la noche el culto a Dionisos y Afrodita gana adeptos entre jubilados ingleses y turistas rusos. Lázaro, el patrón de Larnaka fue un gran viajero. Jesucristo lo resucitó y Lázaro impresionado le siguió. Después fue a Chipre y ejerció como obispo de la comunidad cristiana hasta que murió por segunda vez. El emperador de Constantinopla se llevó sus huesos y a cambio construyó una iglesia. Después los cruzados saquearon Constantinopla y se llevaron de nuevo a Lázaro a Marsella.
Conxita vuelve a Barcelona y yo sigo viaje a Tel Aviv. La línea verde, el muro de la guerra civil de Líbano está en la mente de los libaneses. El muro de Chipre es real y todos se han acostumbrado. El muro entre Israel y Palestina es sombrío. 

Israel agradece a su protector una embajada ilegal
 
Israel.
En las calles de Tel Aviv se habla hebreo, árabe, ruso, francés o argentino. Parece un barrio judío de Nueva York. Brooklyn, con la playa de Barcelona. Hedonista, individualista y cara se presenta como capital de las start-up y del turismo gay. Nada que ver con el espíritu austero y socialista de los fundadores del estado de Israel.
Un estado para los judíos fue una idea del siglo XIX. Los imperios de súbditos estaban en crisis y con la aparición de las naciones de ciudadanos surgieron nuevos proyectos nacionales. Israel no es el único estado que se ha definido por raza o religión, pero si el único que un siglo después se mantiene. Hoy se llamaría terrorismo a su lucha con la administración inglesa y limpieza étnica a la expulsión de los árabes. El museo de la Haganah, el ejército clandestino judío que fue el embrión del actual, da su punto de vista y para entrar he de dar explicaciones por viajar a los extraños países que hay en mi pasaporte.
La constitución de Israel otorga la nacionalidad a los que acreditan abuelos judíos o presentan un certificado de un rabino conforme se han convertido al judaísmo. Pero este nuevo estado se construyó en un territorio en que también vivían otras personas y como todos los nacionalismos, inventó una historia para justificarse. Abraham era un pastor que llegó a esta tierra con su tribu hace 4.000 años. Tenía dos mujeres. Los hijos de Sara se llamaron judíos y los de Agar árabes. Hijos del mismo padre y diferentes madres, siguen enfrentados. 

La nacionalidad la acreditan los rabinos

Rafiah es judía marroquí y prepara bocadillos baratos. Vino a Haifa hace 20 años y con la confianza de hablar en francés, me dice que no entiende porque voy a Jordania y Egipto. De Líbano y Sudán ni le hablo. Me dice que en Haifa hay 25000 judíos franceses y que cada día vienen más, la Aliyah, el retorno por miedo a "lo que pasa en Europa".
En Haifa he subido al Monte Carmelo que parece un parque temático de las religiones. Deslumbra el jardín al que los Bahai llaman su templo. Más antigua es la iglesia en que se fundaron los Carmelitas para ayudar a las Cruzadas. Miembros famosos fueron Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Poetas castellanos de familias judías conversas. Al pie del monte, las tres religiones que descienden de Abraham, veneran la cueva de Elías, donde el profeta se preparó para discutir con 40 sacerdotes del dios fenicio Baal.
Haifa está al norte de Israel y a las 2 de la noche me despierta un ruido de aviones. El ejército ha bombardeado Siria y estamos a 100 km de los ocupados altos del Golán. El Ha'aretz, diario liberal asociado al New York Times no lo ve claro. El Jerusalem Post, asociado al Wall Street Journal, lo aplaude. Hay casi tantos judíos en New York como en Israel. Los periódicos informan discretamente que hay tres nuevos muertos en Gaza por acercarse al muro. Israel incluye dentro de su sociedad liberal y tecnológica a Gaza, el mayor campo de concentración del mundo.
Acre fue la última ciudad que conservaron los cruzados. Entonces mandaban Templarios y Hospitalarios, órdenes religiosas y militares como las que todavía siguen enfrentándose en estas tierras. Mi límite es Rosh HaNikra, un acantilado que marca la frontera con Líbano. 120 km hasta Beirut y mucha presencia militar.
Voy en bus a Nazareth con Gabriela, judía argentina que llegó hace 40 años. Buena época para largarse. Aprendió hebreo y es guía de turismo religioso. Acompaña a católicos españoles y evangelistas sudamericanos, grupos religiosos que en Nazaret visitan las dos cuevas en que el ángel Gabriel anunció a la niña María que era virgen, que tendría un hijo, que se llamaría Jesús y que era Dios. La basílica ortodoxa dice que fue en una cueva y la católica que en otra. Por si acaso, yo visito las dos.
Nazareth es la principal ciudad árabe de Israel. Católicos y ortodoxos, que son más de la virgen que los evangelistas, se llevan bien con los árabes y aquí no hay episodios de la historia judía. Salam Aleykum y Marhaban sustituyen a Shalom y Hello.
Bus a Jerusalén y Palestina esquivando la paralización de transportes por el sábat, la fiesta judía. La semana que viene empieza el Ramadán, la fiesta árabe, USA inaugura una embajada en Jerusalén, la fiesta de Trump y se celebra la Nakba, catástrofe para los palestinos.
 
Jerusalen tiene más historia de la que cabe entre sus muros

Jerusalén y Belén.
Jerusalén tiene 4 barrios. Cristiano, árabe, judío y armenio. En la iglesia del Santo Sepulcro hay cinco comunidades cristianas que se pelean desde hace siglos por cada metro cuadrado y cada minuto de liturgia. Una familia musulmana tiene las llaves de la iglesia desde hace siglos. Se las dio el caudillo musulmán Saladino en el siglo XIII para arbitrar estos conflictos entre cristianos.
Dos chicas francesas me habían invitado en el bus de Nazareth al Vía Crucis de la Via Dolorosa. Por ahí se empieza una relación. Por la noche me cuelo con kippa en el Muro de las Lamentaciones para los rezos previos al Sabath. En el Monte de los Olivos, un árabe me explica que el mejor futbolista es Salah, el egipcio que juega en el Liverpool. En mi abarrotado hostel, grupos de jóvenes evangelistas norteamericanos discuten pasajes de la Biblia. Soy el único que conversa con todos los dioses.
Intento entrar en la Explanada de las Mezquitas durante el rezo del viernes pero un soldado israelí pilla que no soy musulmán y me hace volver. Es accesible a los turistas muy pocas horas y otro día hago cola y supero los controles de seguridad. Un cartel del Gran Rabinato informa que en Sabath se puede pasar por el detector de metales sin que sea pecado. En la explanada un grupo de judíos ortodoxos han entrado como turistas y cantan himnos religiosos buscando bronca. Los soldados les rodean. Los pocos turistas que hemos podido entrar rodeamos a los soldados y hacemos fotos. En Sabath los musulmanes no pueden entrar. 

Radicales judíos buscando bronca en la Esplanada de las Mezquitas

Otro muro es Yad Vashem, el museo del Holocausto. Uno de los grandes crímenes de la historia que por explicado y documentado nos interpela más. Hace años en un Auschwitz vacío lloré. En Yad Vashem no. Es difícil llorar cuando cada objeto tiene un sponsor. Es inmoral negociar con el Holocausto y usarlo para encubrir crímenes actuales.
Los judíos ortodoxos son mayoría en Jerusalén y no quieren a los diferentes en Mea Shearim, su barrio extramuros. La basura bloquea las calles para que no puedan entrar vehículos y contradecir su interpretación del Sabath. Cerca está Educational Books, la librería que era de Edward Saïd, un gran intelectual palestino. Compro algunos libros de escritores judíos como Ilan Pappé y Noah Chomsky, muy críticos con el apartheid del estado de Israel. También me han guiado las investigaciones de Omar Yussef, maestro palestino convertido en detective por el periodista Mat Rees. El primero de sus libros es "The Bethlehem murders"
Mohammed alquila una habitación en su casa de Dheisheh por AirBnb y he reservado unos días. El checkpoint del muro que pretende encerrar a los palestinos estaba cerrado al tráfico porque hoy es otro día difícil y lo he pasado andando con Javier, un franciscano que vive en la Basílica de la Natividad. Es la iglesia más antigua del mundo y contiene la cueva en que nació Jesús según la Biblia y Brian según Monty Python. Javier me cuenta que los árabes, cristianos y judíos de Bethlehem se llevan bien aunque hace poco robaron a un cristiano. El Corán dice que robar a un infiel no es incorrecto y cada vez hay menos cristianos porque van a estudiar fuera y ya no vuelven.
La vida en Palestina es difícil. Los refugiados sólo tienen agua un día a la semana. Los asentamientos ilegales de colonos, con el apoyo del gobierno, crecen en las fuentes de agua y en los mejores terrenos. El gobierno fragmenta el territorio palestino para crear rutas exclusivas. El objetivo es controlar el territorio sin ceder derechos políticos a los no judíos. Palestinos y árabes israelíes son casi la mitad de la población. Un régimen de apartheid condenado por la mayoría de países pero el apartheid en Sudáfrica duró mientras tuvo el apoyo de Estados Unidos. 

CheckPoint en el muro con que Israel encierra a los palestinos.

Palestina y Jordania.
Después de la matanza de Gaza hay huelga general en Palestina y me quedo dos días más en el campo de Dheisheh. Hoy llegan dos nuevos huéspedes a casa de Mohammed y Shinaa y me mudo al cuarto de los niños. Isabel y Ricardo llaman desde el otro lado y Mohammed me los pasa porque hoy tiene prohibido acercarse al muro. Nos encontramos en el checkpoint y evitamos una barricada en que aún queman neumáticos. Algunos periodistas nos informan de lo que ocurre en Gaza. Paseando por Bethlehem nos preguntan de dónde somos. Al responder que de Madrid y Barcelona hay caras de sorpresa como si fuera mezclar judío ortodoxo y palestino de Hamas. No nos separamos en tres días intentando entender a Palestina, Israel, España, Catalunya y el mundo.
Cenando nos explican que el alcalde del campo de refugiados es de Fatah, el de Belén es de Hamas y en Hebrón será dos años del Partido Comunista y dos de Hamas.
En minibuses colectivos que seguían rutas no cortadas fuimos a Hebrón, la ciudad más dura. 400 colonos ilegales y 4000 soldados para protegerlos. 101 controles y calles cortadas en el casco urbano con 512 tiendas palestinas cerradas. El núcleo de colonos que ha ocupado edificios de la ciudad vieja es muy violento. Desde las ventanas de sus edificios que dan a las calles palestinas tiran vidrios y excrementos. Los accesos a sus casas desde calles que el ejército reserva para su uso tienen dulces parques infantiles donde juegan los niños de los colonos. 

Tumba de Abraham en Hebrón, conflicto porque todas las religiones lo reclaman

En la Tumba de los Patriarcas están enterrados Abraham y sus descendientes. Ahora es una mezquita pero los radicales no lo aceptan y en el 1994 un médico judío nacido en USA mató a 29 palestinos. Fue condenado pero en algunos asentamientos se le venera como un héroe.
No hay turistas y estamos autorizados a atravesar los controles. Los soldados tienen ganas de hablar y uno me explica que ha hecho trekking en el Pirineo. Que le gusta lo que hace porque le ve un sentido y que quiere hacer el curso a comandante. Yo pregunto poco y él habla mucho, parezco su coach y tiene ganas de justificarse.
Muchos jóvenes israelíes se van a vivir a Europa y Berlín es el destino favorito. Nadie sabe si son más los que salen o los que entran, pero tres años de milicia que obliga a deshumanizar a la mitad de la población que comparte el territorio crea rechazo y fanatismo.
Después de besos y abrazos con la familia de Mohammed, aprovecho el coche que Isabel y Ricardo han dejado al otro lado del muro y vamos al valle del Jordán. En Jericó hay restos de la ciudad y las murallas más antiguas del mundo. En esta tierra lo de los muros viene de lejos. También hay la montaña donde Jesús ayunó 40 días y resistió las tentaciones del demonio. Nosotros somos más débiles, subimos en teleférico y a pesar del Ramadán, nos tomamos un helado de chocolate.
Duermo en el hostal de Sami, en el campo de refugiados Aqbat Jaber. El abuelo de Sami fue expulsado en 1947. Sami nació en Gaza y la familia vivió siete años en Noruega. Con el dinero que ganó, ha vuelto y construido el hostal. Nos invita al pequeño grupo de clientes al Iftar, la cena del fin del ayuno y por la noche las calles del campo son una fiesta. 

Evangelistas renacidos en el Jordán. El nuevo apoyo de Israel.

Ramadán para los musulmanes es una obligación religiosa y un signo cultural. Lo es en Jericó, en el campo de refugiados, 200 metros bajo el nivel del mar y al oeste del río Jordán. También en Ammán, la capital de Jordania a 800 metros de altitud y pocos kilómetros al este.
En medio, está el río en que Juan bautizó a Jesús. Los palestinos lo han de mirar desde 10 kilómetros porque el río Jordán y la orilla del Mar Muerto son zona de seguridad israelí. Se han apropiado del agua, del negocio turístico del Mar Muerto y de los evangelistas que acceden al río para renovar su bautismo. Leen la Biblia cada día y les dice que Dios dio esta tierra al pueblo que eligió. Son los que hicieron a Trump presidente y apoyan incondicionalmente a Israel. Esperan una nueva venida del Mesías y entre tanto, comparten enemigos. Hace muchos años, el valle del Jordán era uno de los posibles lugares donde Adán y Eva ubicaron su Paraíso.
Taxi palestino hasta la zona de exclusión. Taxi israelí hasta la aduana, con pocos kilómetros a precio de oro. Papeles. Minibús para los no palestinos hasta la aduana jordana. Papeles. Entro en Jordania por el paso del Puente Allenby porque por internet he comprado el Jordan Pass, un visado que da acceso a varios monumentos. Es la única frontera que pueden utilizar los palestinos. Y sus hijos y nietos. Pueden marchar pero no regresar. Si tienen otra nacionalidad, no pueden volar a Tel Aviv. Han de volar a Amman y con dificultades y controles, entrar en Palestina por la frontera jordana.
Jordania es una tierra antigua en un país diseñado con tiralíneas por Francia e Inglaterra cuando abandonaron sus colonias. Tiene más palestinos que beduinos y hasta la guerra de los Seis Días incluía el territorio de Palestina. Las tensiones con los grupos palestinos estallaron en la guerra del Septiembre Negro y fueron expulsados a Líbano. Ahora Jordania es uno de los mayores receptores de ayuda internacional, especialmente de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita, que así garantizan un aliado dócil en la región. 

Transporte escolar en los desiertos que rodean Petra.

En Jordania hay que ver Petra. Las montañas del desierto producen Superhéroes. Abraham, Jesucristo, Indiana Jones. En mis próximas etapas Lawrence de Arabia y Moisés. Calor, comer lagartijas y sol de fuego hacen ver realidades paralelas. Me lo parecen los templos de Petra después de acceder por un estrecho desfiladero y caminar horas por cuestas y torrentes secos, veinte kilómetros de senderos y más de 100 templos fuera del paseo de turistas. Allí fueron Harrison Ford y Sean Connery a buscar el Santo Grial y lo encontraron. Me conformo con una botella de agua porque en Ramadán no hay cerveza.
De Petra a Wadi Rum, un desierto de arena y montañas de arenisca. Allí Lawrence convenció a los beduinos para guerrear contra los turcos. Le interesaba a Inglaterra que ganó la primera guerra mundial y Lawrence de Arabia ganó 7 oscars.
El desierto es una esponja cuando llueve y el agua se filtra hasta el granito que la escupe al exterior. Para sobrevivir hay que buscar un árbol, el vuelo de los pájaros o las huellas de animales. Recuerdo a mis cuñados Rosa, Miquel y Jordi. Con dos amigos y tres camellos fueron desde Túnez al Pirineo.
Llego al mar Rojo en Aqaba. En ese puerto a Lawrence le violaron y se vengó con una sangrienta victoria. Mi hotel está en los 12 km de costa que el rey jordano le cambió al de Arabia Saudí por 6000 km2 de desierto. En el mar hay corales maravillosos. En el desierto sólo arena.
Mohammed es mi divemaster para bucear hasta el Cedar Pride que se hundió hace 30 años y está a 28 metros de profundidad. Material de inmersión cutre y poca presión en la bombona de aire. Nadamos por la cubierta inclinada y sacamos la cabeza en bolsas de aire antiguo. Al ascender me quedo sin oxígeno y he de utilizar el segundo regulador de Mohammed. Me salvo por los pelos y por no revisar el material. 

Meditación en el Sinaí por si Jehová se manifiesta.
Sinai
El ferry a Nuweiba, en Egipto, sale a medianoche. Viajar por tierra me obligaría a cruzar el sur de Israel y los sellos de frontera serían un problema en Sudán. Solo hay un ferry y llega a las dos de la noche. Es la única llegada del día a una desierta estación que sólo se justifica durante las peregrinaciones a La Meca. Los únicos extranjeros son tres coreanos que también van a Dahab, 70 km al sur en la costa de la península del Sinaí. Compartimos taxi y no nos cruzamos con nadie. Hay 4 controles militares y ningún pueblo. El Sinaí es un desierto que estuvo ocupado 20 años por Israel. El norte está cerrado por constantes enfrentamientos con grupos islamistas y en los centros turísticos del sur los atentados han ahuyentado al turismo.
Jenny se encarga del Hotel Alaska. Dahab es un paraíso, un oasis rodeado de desiertos y un mar lleno de peces y coral. Tiene 30 habitaciones y soy el único cliente. Cuando me vaya cerrarán. Le pregunto porque hay tan poca gente en este paraíso de bohemios y deportistas. "El calor, Ramadán, es el lugar más peligroso del mundo, no lo se, pero hace unas semanas estuve en Londres y veía soldados armados por todas partes"
No está claro quién es el enemigo. Hamas, que manda en Gaza. Los Hermanos Musulmanes, clandestinos después del último golpe de estado. Los beduinos, pobres entre pobres. Quizá todos.
El único grupo que va al Djebel Musa, monte de Moisés, sale a las 11 de la noche para ver salir el sol desde la cima en que Jehová escribió los diez mandamientos. Otro día sin dormir. Si Moisés subió a pleno sol, no extraña que confundiera una zarza ardiendo con un dios que le hablaba.
Al pie del monte Sinaí, el monasterio de Santa Caterina es de una rama heterodoxa de la ortodoxia griega. La biblioteca e iglesia en funcionamiento continuado más antigua del mundo. Sobrevive porque le protege una carta de Mahoma y otra de Napoleón. El retrato de Santa Caterina lo regaló el cónsul de Catalunya en la República de Venecia en el siglo XIII.

Santa Caterina en Sinaí, regalo de un cónsul catalán en Venecia

Otro lugar mágico para sus fieles es el Blue Hole, un círculo de coral que en el centro llega a tener 130 metros de profundidad. Un paraíso para la inmersión a pulmón libre. A 60 metros hay un agujero en el muro de coral que permite salir a mar abierto. En el camino hay lápidas con el recuerdo de los que no volvieron.
Intento apuntarme a una inmersión, pero con mi nivel y sin conocerme no me aceptan y lo agradezco. Si te descontrolas te puedes ir al fondo y en el Blue Hole no hay fondo.
Voy con un grupo de egipcios coptos a las playas del norte, no son musulmanes y tampoco siguen el Ramadán. Blue Hole en snorkel, Ras Ganum, un paraíso de coral y peces y más lejos sólo poblados de beduinos que salen de la montaña y del desierto.

Egipto
El bus que va al Cairo está casi vacío. Muchos controles militares que aumentan en el Canal de Suez y disminuyen al acercarse al Cairo.
Frente a la ventana de mi habitación en el Downtown del Cairo está el Edificio Yacoubian. La novela más vendida en Egipto explica la decadencia de la ciudad a través de los vecinos del edificio. Los espacios privados están bien. Los públicos un desastre. Mi pensión igual. Pago por una habitación grande 10€. Dicen que el Cairo es la capital más barata del mundo. Una joven del hostal que vive en Gaza me cuenta que tarda dos días en venir y tres en volver a pesar de los pocos kilómetros.
La pensión y la calle recuerdan la España de los 60. Se remontó aquella decadencia pero El Cairo no. Por eso muchos africanos quieren ir a la Unión Europea.

Edificio Yacoubian frente a mi pensión en Cairo. Un libro y una ciudad.

El Museo Egipcio en la Plaza Tahrir, donde cayó Mubarak, es demasiado pequeño para todo lo que hay. Falta poco para poner dos momias en un sarcófago. Hubo un atentado y el ejército se asegura de prevenir lo pasado.
No hay turistas, es Ramadán y los museos cierran pronto. Se prepara la fiesta de la noche. Las Pirámides han cerrado y me ofrecen un paseo en camello por el desierto que las rodea. Hace 35 años estaba con Conxita al pie de la Gran Pirámide. No lo pude resistir y empecé a subir. No hice caso de los gritos y al bajar la bronca fue monumental.
Alejandría ya no es la más cosmopolita del Mediterráneo. Kavafis escribió el "Viaje a Ítaca" y Lluis Llach lo cantó. Escribía en griego y hablaba francés, inglés e italiano pero no sabía árabe que era la lengua de los pobres y eran mayoría. Después de la revolución de Nasser se marcharon todos los extranjeros. Las revoluciones las ganan los que no pueden hacer otra cosa porque no pueden huir.
Mi pensión en Alex está junto al Hotel Cecil. Por la noche en su bar hay alcohol, pero no están Churchill, las prostitutas, los británicos que pararon a Rommel o los protagonistas de El Cuarteto de Alejandría. Todo en Alejandría es historia y pasado.

Iftar en Alexandria. Fin del ayuno de Ramadán como picnic familiar.

El Faro fue maravilla del Mundo, cayó por un terremoto y sus piedras se aprovecharon para construir una fortaleza. El palacio de Cleopatra está bajo el agua en la bahía y sería complicada una inmersión.
La primera Biblioteca se le quemó a Julio César. La segunda la quemaron los cristianos. Habían pasado de perseguidos a perseguidores. La actual es moderna y llena de estudiantes. Debajo del Serapeium un militar que me protege del terrorismo me enseña túneles reservados. La propina le parece poco pero no discutimos porque está armado. 

Viajero en camello y pirámides a lo lejos. Gizah.

Tren nocturno a Luxor y Aswan. La tierra fértil junto al río es cada vez es más estrecha. Los pueblos y los vivos al Este, por donde sale el sol. Las tumbas y los muertos al Oeste, por donde se pone. El desierto cada vez más cerca.
Ahmed hace un mes que no tiene un cliente para navegar con su faluca entre las islas del Nilo y con una habilidad antigua la gobierna contra todos los vientos y corrientes.

Equipo de carga del ferry a Sudán. Aswan a Wadi Haifa

Sudan
Entro en Sudan como se debe, remontando el Nilo en el ferry semanal que sale de Aswan. En mi dirección la carga es mayor porque Sudán es más pobre. Motos, neveras, lavadoras, muebles. Un almacén flotante.
Soy el único turista y todos los pasajeros ya me han dado la mano. La mitad se han hecho una foto conmigo y la otra mitad esperan el momento.
24 horas de sol, estrellas, agua y desierto. A las 6 de la mañana, pasamos cerca del templo de Abu Simbel.
Una semana para ir saltando de pueblo en pueblo y de monumento en monumento hasta Khartoum. Siguiendo el Nilo y tomando atajos por los desiertos de Nubia y Bayuda. Respetando el ayuno del Ramadán cuando alguien me observaba, que era siempre, y aceptando siempre las invitaciones para comidas colectivas en la calle al anochecer.
Los buses salen cuando se llenan. El tiempo lo dicta el sol, la mezquita y los pasajeros que faltan.
En el bus, el pop sudanés es sustituido por discursos religiosos y una de cada diez palabras es Allah.
En la locanda hay un patio abierto con camas y alrededor habitaciones y servicios compartidos. Yo estoy en la suite, con baño, ventilador y paredes de cartón que separan a pobres de muy pobres. Pago 3€ y los del patio pagan en céntimos. Si hay alguna pensión está cerrada porque nadie viaja en Ramadán, pero en las locandas están los que se dirigen al norte.

Fin de Ramadán en Karima, en el Nilo, con pobre viajero invitado.

Al caer el sol en la calle grupos de hombres me invitan a cenar. Pregunto por las mujeres y uno me pasa el móvil. Su mujer es la profesora de inglés del pueblo y la única que lo habla. Le pregunto dónde celebran ellas el Iftar y me dice que se reúnen en las casas, como es la costumbre, y que ya les va bien. En Karima me invitan en el límite del desierto. Después del Iftar mis huéspedes rezan y el adolescente que chapurrea inglés me pregunta en nombre de los demás: "¿Por qué no rezas, si los que rezan van al cielo y los que no, al infierno?".
Karima fue el centro del reino de Kush. Hay más pirámides que en Egipto pero son más recientes, pequeñas y verticales. Los faraones de la XXV Dinastía eran nubios, los Faraones Negros.
En Atbara se cruzaban ferrocarriles. Era la columna vertebral del proyecto colonial de Inglaterra en África. Con ellos llevaron a los soldados para vengar la victoria del Mahdi sobre Gordon. Quizá se apreciaban. Al islamista Mahdi le dolió la muerte del general Gordon. Creía que lo podía convertir al Islam.
El tren ayudó a ganar, pero más las armas de destrucción masiva. Ametralladoras contra espadas.

Pirámides de Meroe, sin turismo, lejos de todo y a 45º

Las pirámides de Meroe están en mitad del desierto, no hay transporte para irme y ando media hora hasta una carretera donde un camionero se apiada de mi poco antes que los 45º de calor me derrotaran.
Sudan ha estado en guerra consigo mismo en el sur y el oeste. En el este y norte también hay conflictos y el origen siempre es el mismo. Desde hace miles de años disminuye la tierra cultivable por cambio del clima y cada vez somos más porque morimos menos. Pero el gobierno gestiona mal sus relaciones internacionales, dio refugio a Carlos "Chacal" y a Osama Bin Laden. Quizá Khartoum es agradable fuera del Ramadán o del Haboob, el viento del desierto pero ahora las sanciones le desconectan del mundo y no funcionan las tarjetas de crédito ni las compras por Internet. Su aliado es Arabia Saudita que a cambio de compartir fundamentalismo contrata mercenarios para sus guerras.
Esto justifica la preocupación por la seguridad. El puente entre Khartoum y Omdurman, en la confluencia del Nilo Blanco y el Nilo Azul, no se puede fotografiar. Algo he hecho mal y un policía secreta se acerca, me da dos patadas y aprovecha mi sorpresa para robarme el móvil y largarse en moto.
Se lo cuento a los policías del puente en lengua de signos, porque no hablo árabe ni ellos inglés. Interpretan que quiero ir en moto a Omdurman. Paran al primero que pasa y le dicen que me lleve y aprovecho para visitar el mercado más grande del Sudán.
El hotel Acropole es de una familia griega que llegó hace tres generaciones. Conozco a unas amigas jefas de estación de una ONG internacional que me introducen en su mundo y el de la juventud dorada local. Su trabajo sustituye deficiencias del estado, aunque los protocolos de sus organizaciones les obligan a vivir en una burbuja. Comparten experiencias de sus trabajos anteriores por todos los lugares calientes del planeta.
La última noche del Ramadán la paso en vela en el aeropuerto de Khartoum con trámites de salida y retrasos, compartiendo experiencias con un arquitecto sevillano que construye instalaciones para los campos de refugiados de Naciones Unidas en Darfur. Se acaba un Ramadán y empieza un Mundial de fútbol.
Líbano, Chipre, Israel, Jerusalén, Palestina, Jordania, Sinaí, Egipto y Sudán. Sagrado y con Historia.

Detalles del viaje.
Ocho semanas del 21 de abril al 15 de junio de 2018. Oriente Medio de Líbano a Sudán.
Vuelo Barcelona Beirut con Conxita. Beirut a pie, Corniche, línea verde, Solidere, embajada siria. Baalbeck y la Bekaa con chofer local. Taxi hasta la montaña del Chuf. Deir al-Qamar, Beiteddine, Moukhtara, Jezzine y fonda. Taxi a Mleeta y Sidón, fonda y bus a Beirut. Taxi a Junieh y Biblos. En Beirut alojamiento en hotel en Hamra.
Vuelo Beirut a Larnaka. Bus a Nicosia. Sector turco y dos días en pensión. Bus a Famagusta, Kyrenia y Lefkosia. Vuelta a sector chipriota y alquiler coche a los montes Troodos. Monasterio Kikkos. Pensión en Platres. Caminada al Monte Olimpo. Paphos, ruinas, costa y pensión. Larnaka, devolver coche, pensión y caminatas. Conxita vuelve a Barcelona.
Vuelo a Tel Aviv. Hostel caro y abarrotado. Ciudad moderna. Puerto árabe de Jaffa, edificios Bauhaus, cafés y museos. Tren a Haifa. Hostel en German Colony y caminada Monte Carmelo, Jardines Bahai y playa. Bus a Rosh HaNikra, acantilados frontera y bus a Acre. Tren a Haifa y bus a Nazareth. Principio del Jesus Trail, caminadas y bus a Jerusalén.
Hostel abarrotado de jóvenes evangelistas en la ciudad vieja. Caos de liturgia, historia, dioses y fieles. Caro excepto los lugares religiosos que son gratis pero inaccesibles según filiación y santidad del día de la semana. Todo a pie.
Bus al checkpoint del muro para ir a Belén. A pie y encuentro con Mohamed en el lado palestino. Estancia en su casa en el campo de Dheisheh, por Airbnb. Con su familia en coche a una reunión familiar. Encuentro con Isabel y Ricardo, residentes en la misma casa. Hebrón en bus local y a pie. Coche alquilado de Jerusalén a Jericó. Hostel en campo refugiados Aqbat Jaber. Bus a la zona de seguridad del Jordán, taxi al paso del puente Allenby. Frontera jordana y visado incluido en Jordan Pass que se compra por Internet.
Bus a Amman. Hostel y visitas andando. Bus a Petra. Dos noches en pensión fuera del recinto monumental y pase de día completo. 20 kilómetros andando. 4x4 compartido a Wadi Rum y noche en campamento en el desierto.
Coche compartido a Aqaba y albergue de playa con material snorkel y submarinismo. Desde el principio de Ramadán es casi imposible encontrar cervezas ni sitios para comer durante el día.
Ferry a Nuweiba, en el Sinaí. Taxi compartido nocturno hasta Dahab. Albergue. Grupo nocturno al Monasterio de Santa Caterina y tiempo para ascender al Monte Sinaí.
Bus regular al Cairo con controles militares. Pensión barata en Downtown en un arruinado y señorial edificio. Andando al Cairo Viejo, Al Azhar, Kal-Khalili, Museo Egipcio, Nilo, Tahrir. Billete del ferry a Sudán y trenes a Alejandría y Aswan.
Tren a Alejandría, pensión junto al Hotel Cecil. Andando y en tranvía. Anfushi, Serapeium, Biblioteca, puerto, Kavafis.
Tren nocturno a Aswan. Navegación Nilo en faluca. Bus al lago Nasser.
Ferry a Sudán. 24 horas hasta Wadi Halfa con vista de Abu Simbel al amanecer. Camarote compartido, ferry de carga con la mayoría del pasaje durmiendo en los espacios vacíos y sin servicios.
Controles policiales y pensión Kalipatra por 5€, un clásico de la ruta Cape to Cairo. Bus a Dongola y Karima. Los pueblos están en el Nilo pero la carretera acorta por los desiertos de Nubia y Bayuda. Los chinos han hecho un buen trabajo. Visita a pie o taxi a Djebel Barkal, Al Kurru y Nuri. Bus a Atbara, pensión y otro bus hacia Meroe. Andando a las pirámides. No hay transporte y he de esperar abrasado en la carretera del desierto hasta que un camión me lleva a Shendi. Pensión y bus a Khartoum.
Estancia en Hotel Acropole. Buen servicio y facilitan carta de invitación imprescindible para visado en embajada de Madrid. Interesante contacto con comunidad expatriada y trabajadores de organismos internacionales. Peligroso hacer fotos en el Nilo cerca del puente de la conjunción Nilo Blanco y Azul. Algún policía opinará que hay un edificio estratégico e incautará violentamente el teléfono.
Preparar los documentos para salir del país, se necesita un permiso especial y si falta algo, hay que pagar de nuevo.
Comprar tarjeta telefónica en cada país. En Sudán no hay cajeros ni se puede comprar por Internet. Para entrar en Sudán, la entrada en Egipto no debe deducir que se ha estado en Israel.

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