6 d’abr. 2020

Pakistán. Un viaje retrasado por un virus y un confinamiento global.


Este abril tenía que ir a Pakistán pero los muros caminan. Hace poco protegían a Europa pero ahora ya nos impiden salir a la calle. Si mantenemos los ojos y la mente abiertos conseguiremos que los muros no lleguen a nuestro cerebro. Amigos de Mauritania y Burkina Faso me han escrito curiosos y solidarios ante nuestros problemas.
Pakistán en abril y mayo era Ramadán y mucha nieve en la montaña. Habrá que pasar Cuaresma y Confinamiento en Barcelona pero me gustaría en otoño, después del monzón, volver a viajar.
Pakistán es fascinante. 120 países, 2 de cada 3, se crearon después de la Segunda Guerra Mundial. Sólo dos lo fueron por religión, Pakistán e Israel. El islam ha desplazado a los antiguos dioses zoroastrianos, védicos, griegos, budistas o sikhs. Pero los dioses de las montañas, el K2 del Karakorum, Nanga Parbat del Himalaya o Tirich Mir del Hindu Kush permanecen.
Las civilizaciones del Indo son las más antiguas del planeta, junto con Egipto y Mesopotamia. La historia posterior es truculenta y llena de interrogantes aún abiertos.
Había leído mucho sobre Pakistán. Su historia, la Partición, sus guerras en Cachemira, Bengala y Afganistán, los héroes que fueron a sus montañas. Con Conxita queríamos ir de Karachi a Lahore, Peshawar e Islamabad, visitar familiares de sus pacientes y amigos pakis de Barcelona, y después quería seguir hacia los remotos valles de las montañas. Queda pendiente.
De momento toca vivir en positivo este momento de cambio tremendo en que se nos está hundiendo el castillo de naipes en que vivíamos. No es la primera vez que ocurre algo así y casi siempre es a mejor.
Confinado, buscaré tiempo para resumir mejor las reflexiones de los viajes alfonssort.blogspot.com

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