18 d’abr. 2020

Viajes al planeta de los sordos y a lo mejor de Norteamérica. Muchos viajes entre 1999 y 2009

Los sordos se convierten en minoría cultural.

Cuando Roberto se despertó en el hospital ya no oía nada. Se había quedado sordo. Tenía diez años y su familia eran jornaleros mexicanos que se ganaban la vida recogiendo fruta en el sur de California.  Era el año 1943 y nadie quería construir un muro. Cuando vivían los abuelos, Estados Unidos había arrebatado California a México. Sus padres se habían conocido huyendo del hambre en los años de la Revolución y ahora la Segunda Guerra Mundial creaba trabajo. Los mexicanos ilegales cobraban mucho menos que los locales, su padre había muerto hacía dos años y los seis hermanos tenían un futuro incierto.
Conocí a Roberto Davila en 1999 cuando era Rector del National Technical Institute for the Deaf, una de las facultades de la Universidad de Rochester. En un viaje de San Francisco a Boston paré en Rochester. Le había escrito a través de un amigo sordo común de Barcelona y me quedé dos días cerca de la Universidad. El invierno en la frontera con Canadá era gélido. Las cercanas cataratas de Niágara se habían helado, pero la reunión fue cálida desde el principio.
Mi hija de 9 años era sorda y con mi esposa habíamos empezado un apasionante viaje al planeta de los sordos. El viajero se descubre en el Otro, en la cultura diferente. Una cultura es más que una lengua, pero la lengua de signos hace al mundo de los sordos único y descubrirlo fue el más apasionante de todos los viajes.
Robert era el sordo que había llegado más lejos en la función pública. Fue viceministro de Educación del Gobierno USA. Al ser sordo y pobre pudo acceder a los programas herencia del New Deal y estudiar en la California School for the Deaf. Después la Universidad, el Doctorado, la dirección de la Escuela de Sordos de New York, unos años en el Gobierno y la dirección de la universidad técnica para sordos más prestigiosa del mundo. Nos entendíamos con intérprete pero le gustaba hablar en castellano con su acento mexicano de la infancia. Me pidió seguir la conversación sobre Europa y el mundo sordo con su equipo directivo y para mi fue un reto y un honor.


Nordeste de USA visto en lengua de signos.
Años más tarde, en Washington y en 2009, mi hija completaba en la Universidad Gallaudet algunas asignaturas de su licenciatura como Psicóloga en la Universitat de Barcelona. Robert Davila era el Rector  y nos invitó a los dos a seguir la conversación en el comedor estudiantil. Aceptó la propuesta de nuestra asociación de padres para traducir al castellano su libro "Moments of Truth" y dos años más tarde proseguimos la conversación en España.  En Madrid y Barcelona presentamos el libro junto con las organizaciones de sordos y visitamos el Museo del Prado. Le interesaba especialmente Goya porque cuando el gran pintor se quedó sordo, su pintura se volvió sombría y entre sus obras hay un interesante estudio del alfabeto en signos.
Años antes, en 1988, la ocupación y bloqueo de la Universidad Gallaudet por centenares de estudiantes sordos había sido noticia en todas las televisiones. La Universidad está a dos paradas de metro del Congreso norteamericano y muchos políticos e intelectuales se solidarizaron con los manifestantes. Había cesado el Rector y el Consejo había escogido a un oyente para sustituirle. Los centros educativos para sordos siempre habían estado dirigidos por oyentes, pero una nueva generación de sordos quería visibilidad y representarse a sí misma. Como antes las mujeres, los negros o los homosexuales. La campaña “Deaf President Now!”  consiguió sus objetivos y fue un referente para un colectivo que se reivindicaba como minoría cultural.


Deaf President rememorando a Gallaudet educando a Alice

Barcelona y Washington. Verano de 2002. 

En España se seguían estos cambios con ilusión y la convocatoria en la Universidad Gallaudet, el año 2002 de Deaf Way II, una conferencia mundial de debates y actos culturales de la comunidad sorda, era un oportunidad. Medio centenar de miembros de la comunidad sorda catalana, con adultos y niños, familias, profesionales de la educación e intérpretes, aterrizamos en Washington dispuestos a comernos el mundo.
La convivencia centenaria con la Universidad Gallaudet ha convertido a Washington en una ciudad amigable con los sordos. Lo demuestra la adaptación de los avisos del metro o la facilidad de comunicación con comerciantes o policías.  La Universidad tiene el nombre del primer maestro de sordos que llegó de Francia a los incipientes Estados Unidos. Sus edificios ocupan un inmenso espacio verde cedido por  el presidente Lincoln. El origen de los 2.000 estudiantes y profesores es tan diverso como el de los habitantes de la ciudad.
En el mundo se utilizan más de 200 lenguas de signos con suficientes diferencias para considerarse lenguas separadas. Al no existir una barrera fonética entre ellas y al utilizar el espacio de forma parecida como un recurso en la gramática, es relativamente fácil para un sordo comunicar con una lengua diferente a la suya. Lengua de Signos Internacional y American Sign Language se utilizan en conferencias y encuentros internacionales junto con los subtítulos en inglés y todo tipo de intérpretes.
Los participantes en Deaf Way, 9.675 de 121 países, compartimos informaciones, experiencias, arte y emociones. El heterogéneo grupo y los numerosos niños, encontramos tiempo para dar tres conferencias, participar en actos sociales y visitar la ciudad y sus museos con explicaciones multilingües y signadas.
Alquilamos furgonetas para conducir 600 km hasta Rochester y de nuevo Robert Davila nos mostró la Universidad y organizó una recepción con la comunidad sorda local. El grupo siguió viaje hasta New York a través de todo lo visitable en lengua de signos, inglés, catalán y castellano. Más sabios, después de dos semanas regresamos a Barcelona como un equipo cohesionado y con ideas claras, esta vez si, para comernos el mundo y mejorar la educación de los niños sordos.


Robert Davila, un amigo y modelo para los sordos

Madrid. Verano de 2007

Poco más tarde, en Julio de 2007 se celebró en Madrid el XV Congreso de la Federación Mundial de Sordos, con participantes de 130 países. Las familias organizamos en la sierra madrileña un campamento paralelo con participación de más de 100 niños. El día central los niños debatieron con los presidentes de las federaciones mundial y española de sordos y con el rector de Gallaudet. En segundo plano y con los ojos humedecidos, comprobamos que el liderazgo de la comunidad sorda tendría relevo.
Educar es socializar y para ello es imprescindible un grupo y una lengua. En el caso de los sordos la lengua de socialización es la lengua de signos. Una lengua completa y que como todas las lenguas evoluciona.  Es especial porque utiliza la vista y los signos generados con dedos, manos y expresión facial. Para un sordo una buena lectura labial es muy útil, pero los labios sólo expresan un 30% de la información sonora. En lectura labial "mamá" y ¨papá" se ven igual. Un sordo puede hablar, pero siempre desarrolla esta capacidad de manera limitada al no tener respuesta auditiva.
El segundo requisito en la educación, un grupo con el que comunicar, puede ser difícil. Nace sordo uno de cada mil niños, y en un 90% de los casos, los padres son oyentes. En el entorno familiar un niño sordo está rodeado de una mayoría de oyentes. Es importante para las familias buscar ocasiones de contacto con otros niños sordos.
El tiempo de las familias es escaso y a menudo los profesionales de su educación quieren monopolizarlo. La logopedia permite a un niño desarrollar sus capacidades de habla y los dispositivos técnicos mejoran el aprovechamiento de los restos de audición. Pero las familias con hijos sordos han de repartir el tiempo disponible y priorizar el contacto de sus hijos con otros sordos.


Uno de muchos viajes por el Oeste. Sordos, amigos y montañas


Costa Oeste. Verano del 1999

Un viaje en familia en 1999 mostró otra perspectiva de USA y sus sordos. Principio en Whistler, sede canadiense de los Juegos Olímpicos de invierno y de un congreso previo de medicina de montaña, especialidad de Conxita. Final en Tijuana, detrás del muro con que el Norte quiere separarse del Sur pero mantener tráficos de personas, armas, drogas y miedos.
En medio, la naturaleza espléndida de Yosemite y la Sierra Nevada. Los Ángeles con su industria de sueños y emociones y el contacto con la más avanzada educación de los niños sordos.
Yosemite es uno de los parques pioneros en la protección de áreas naturales. Los bosques de Sequoias tienen los mayores árboles del mundo. Las vertiginosas paredes de El Capitán o Half Dome son terreno para la exploración de los límites humanos en adherencia y gravedad. Hay todo tipo de fauna, incluyendo serpientes de cascabel, un reto para un sordo como Alicia que al no oír su silbido estuvo demasiado cerca de pisar una.
En Yosemite tiene su segundo hogar mi ahijada Laura y su familia americano catalana. La última ampliación del Parque había rodeado la cabaña de la familia y el sagrado respeto a la propiedad privada les permitía mantenerla. La cercanía de osos contrastaba con la modernidad de las ciudades cercanas en un entorno mágico.
Lone Pine es un poblado detrás de las montañas. Desde allí nuestro amigo Dani se llevó a nuestros hijos al Death Valley, que a 86 metros bajo el nivel del mar es unos de los puntos más calurosos del planeta. Conxita y yo aprovechamos para ascender al cercano Mount Whitney, que con 4.421 metros es la montaña más alta de Estados Unidos fuera de Alaska.
La familia de Laura vive en Los Angeles y entramos en la vida en una megalópolis construida alrededor del coche. Una anticiudad pionera del cine, una industria creada por exiliados de las guerras europeas. Ahora el cine se ha multiplicado con centros de creación en India, Nigeria o China porque cada espacio cultural necesita su industria audiovisual. Pasear por los estudios Universal o por DisneyWorld es un ejercicio crítico con las imágenes que han moldeado nuestro relato del mundo.
En California, un futuro con pocas ataduras al pasado ha permitido nuevas ideas. Eso también es cierto en el estudio de las lenguas de signos.
El lingüista Noah Chomsky teorizó la existencia de circuitos neuronales especialmente adaptados a la adquisición de las lenguas. Estudios posteriores comprobaron que las 5.000 lenguas utilizadas tienen un grado de complejidad similar y cada una se adapta a las necesidades de su sociedad, pero todas tienen un núcleo gramatical similar. No hay idiomas superiores a otros, simplemente mejor adaptados a su entorno. Esta evidencia dejó una pregunta en el aire. ¿Qué ocurre con una lengua que no utilice el doble canal de audición y vocalización? Es el caso de las lenguas de signos que desarrollan un grupo de sordos al convivir. Un equipo de lingüistas y neurólogos lo estudió en San Diego, en el Instituto SALK, identificando en las lenguas de signos los mismos componentes  lingüísticos que en las lenguas habladas.
En San Francisco otros profesionales, primatólogos y biólogos, estudiaron la adquisición de signos por parte de crías de chimpancé educadas en familias humanas signantes. Comprobaron que adquirían un conjunto de signos básicos pero el desarrollo de estructuras gramaticales se bloqueaba pronto. Quizá por la diferente complejidad de su cerebro comparado con los humanos y por su rápido acceso a una madurez que terminaba el aprendizaje.
Esta actitud abierta y curiosa frente a la naturaleza permitía ver las cosas sin prejuicios. Nuestra hija era sorda y en la familia se utilizaba lengua de signos, pero no sabíamos cual sería el mejor modelo educativo. Brenda, una intérprete de lengua de signos californiana que había estado en una escuela de sordos de Sabadell, nos abrió generosamente la puerta de la California School for the Deaf y de algunas familias del Silicon Valley con hijos sordos. Familias de ejecutivos de la informática y de emigrantes mexicanos. A los sordos les une la lengua en que se comunican, no el origen social de sus familias.
Desde la Escuela de Sordos de California, algunos alumnos  ingresaban en la Universidad Gallaudet en Washington, con un claustro académico de profesores sordos o signantes, y otros alumnos accedían a diversos grados profesionales con muy buena integración social y laboral.


Campamento sordo de verano en los Addirondack

Quebec y New England. Verano de 2006.

Por consejo de un amigo, supimos de un campamento de verano para niños sordos en los lagos del norte del estado de New York.  Típico de Estados Unidos, el nombre era "Camp Mark 7", en recuerdo de un pasaje del Evangelio de Marcos en que aparecen un sordo y el milagro de hacerle oír y hablar. Inscribimos a Alicia y a Ixone, su amiga gemela, sorda y de Bilbao. En otra memorable experiencia con adolescentes norteamericanos, nuestro hijo trabajó como monitor de campamento en el vecino Vermont.
La espera permitía visitar las montañas de los Adirondack, la parte final de la larga cadena de los Appalaches que recorre el Este de los USA, de Georgia hasta Canadá, ascender Mount Marcy, la montaña más alta del macizo, con petición de subir a la cima algunas piedras para compensar la erosión y también recorrer idílicos pueblos con librerías antiguas y artesanías de la mano de una familia amiga en su oasis rural de Massachusetts. New England, con la visita de las universidades de Boston, es la parte más amable del país para un europeo.


El Sur fue derrotado y floreció una cultura mestiza.

Sudeste USA. Verano 2009.

Un tercer viaje en 2009 permitió completar la ruta del Este de USA. Alquilamos un coche en New Orleans con intención de devolverlo en Philadelphia y en el camino dejar a Alicia en Washington para empezar el curso en la Universidad Gallaudet.
El liderazgo durante el siglo XX de Estados Unidos en cine y música convierte el viaje en un recorrido de mitos. New Orleans, con su mezcla de cultura francesa, africana, cajún o sudista, la riqueza mestiza del jazz y el impacto del huracán Katrina. La ruta junto al Mississippi atraviesa plantaciones, centrales nucleares y pueblos que vivieron las aventuras de Tom Sawyer, la esclavitud y la Guerra Civil. En Memphis la música se convirtió en una industria mayor, con la leyenda de Elvis y mitos como  Sun Studio, reconvertidos en parque temático de la cultura moderna.
Nashville, la siguiente parada, es la capital de la música country. El rock ha mutado en su corta historia, pero el country al basarse en nostalgias antiguas, se mantiene. El negocio da para congresos, "Hall of Fame", recuerdos sudistas y bares de carne, cerveza y buena música.
Huntsville, en Alabama, fue clave para restablecer el orgullo norteamericano después de los pioneros vuelos soviéticos del Soyuz y de Gagarin. El U.S. Space & Rocket Center era el centro donde se diseñaron los cohetes que llevaron al espacio y a la Luna las cápsulas y astronautas del programa Apolo. El relato es complejo, porque los fundamentos los dirigió Von Braun, físico alemán que creó para el gobierno nazi los cohetes V1 y V2 con los que bombardearon Londres. Von Braun pasó sin problemas de dirigir proyectos para los nazis, a dirigirlos para los USA en un territorio en que se sentía cómodo. Los negros eran ciudadanos de segunda y Alabama, uno de los estados más pobres de la Unión, hervía en luchas como la marcha de Selma contra la discriminación racial.
La siguiente parada, Atlanta, era el símbolo de un país en ebullición. Fue arrasada en la Guerra de Secesión, inmortalizada en "Lo que el viento se llevó" y allí fue asesinado Martin Luther King en plena lucha por los derechos civiles. 
La sede de Coca Cola era el escaparate del éxito de una época.  La exitosa combinación de azúcar y estimulantes, que en su origen eran cola africana y cocaína sudamericana, combinado con una publicidad que asociaba una bebida a amistad y felicidad, enfriado con gas carbónico. Fue la empresa más rentable del mundo y el mejor embajador de su país. En su "museo" es posible "degustar" las variaciones con que se comercializa en todos los países.
Los estudios de la cadena de noticias CNN, también en Atlanta, muestran como las noticias televisivas se convirtieron en el siguiente producto global. Los conflictos bélicos tienen hoy en el relato su campo de batalla principal.
La ruta siguió por los grandes espacios naturales del sur de los Apalaches. Great Smoky, Blue Ridge y Shenandoah son parques naturales de inmensos bosques y comunidades empobrecidas por la migración de talento y riqueza hacia las ciudades. La puerta de acceso es Cherokee, un pueblo a caballo de una reserva india y los estados de Tennessee y North Carolina. A un lado de la calle se puede fumar y apostar pero no beber alcohol porque es reserva india. Al otro lado de la calle es legal beber pero no fumar o apostar porque así lo dice la ley del estado.
La ruta incluye algunos tramos del Appalachian Trail, una de las rutas de trekking más largas y populares del mundo, con 3500 kilómetros hasta la frontera con Canadá y un proyecto pendiente.
Blue Ridge Parkway son 750 kilómetros de carretera de montaña que nos llevan hasta Washington. Es una gran obra con buenas vistas y poca utilidad que formó parte de los trabajos públicos con que el presidente Roosevelt y su política de New Deal empezó a sacar al país de la Gran Depresión. Hacía falta una demanda pública que movilizara los recursos parados de la economía. Esto no se consiguió hasta que la maquinaria industrial se puso en marcha para la carnicería que fue la Segunda Guerra Mundial y la posterior reconstrucción. Pero los pantanos y carreteras construidos en el Sudeste de USA, su zona más pobre, fueron ya un primer intento.
Blue Ridge es el territorio de otro grupo típicamente americano, moteros con los que compartíamos moteles y bares. Pintorescos y barrigudos cincuentones con apariencia de piratas del Caribe a los que no atemorizaban lluvia ni curvas en la carretera.
De nuevo en Washington, la capital de la educación superior de los sordos. Alicia se quedaba para un año escolar y empezó a conocer a sus nuevos  compañeros de múltiples países, que le abrieron las puertas de un nuevo mundo.
El destino final era Philadelphia. El Independence Hall donde se firmaron la Declaración de Independencia y la Constitución. Pocos años después y con los mismos valores, la Revolución Francesa acabó con el antiguo régimen en Europa y se independizaron de España sus colonias. La historia se aceleró, pero no lo parecía en el Templo Masónico, uno de los referentes de la ciudad y ejemplo de aquellos cambios que buscaban la razón sin desprenderse de privilegios ni emociones.


Negro, blanco, colores y música en el Sur

25 viajes a California en 25 años. 1985 a 2010. 

Un cambio de siglo y miles de conversaciones.  El primer viaje a California fue por trabajo en una empresa que se anunciaba diciendo "Una revolución es como una bicicleta. Si se para se cae". La empresa pagaba poco pero  daba opciones sobre acciones que podrían valer mucho si el valor en bolsa subía. La empresa se llamaba Apple y me presenté en Cupertino, en una calle que se llamaba "Bucle Infinito" con traje y corbata. Como todos llevaban chancletas y pantalones cortos, fui rápido al centro comercial más cercano a comprar ropa local. Las reuniones pretendían enseñar a vender algo que se llamaba Macintosh con el argumento que servía para cambiar el mundo. Los que podían pagar su precio no querían cambiar nada porque les había costado mucho hacer al mundo tal como era, pero Apple ayudó a cambiarlo.
El siguiente viaje fue para los que teníamos buenos resultados. Era importante no perder el norte y en California sabían de la fragilidad de la mente humana. En el "New Leaders Seminar" se empezaba con una sesión de tambores. Un monje budista nos guiaba en el aporreo de timbales  para entender que suenan mejor cuando hay coordinación. Después, con trucos para controlar la agresividad y los nervios y para comer sano en el país de los obesos se formaba a los futuros directivos.
Pocos años antes había terminado en la universidad, ingeniería energética que entonces quería decir nuclear, pero los accidentes de las centrales nucleares de Harrisburg en 1979 y Chernobyl en 1986, colapsaron la demanda de ingenieros como yo. Muchos jóvenes graduados en esos años acabamos en la microinformática, un sector de dudoso futuro con empresas que parecían sectas creadas por jóvenes radicales expulsados de la universidad. Fue un viaje de treinta años a través de una revolución tecnológica y cultural. Ordenadores personales, software, internet y movilidad. Los primeros ordenadores personales, como Apple y Commodore. Pioneros del software comercial como Adobe, Aldus o Microsoft. La primera empresa tecnológica de capital riesgo en España, CTA. Sólo se es consciente de haber vivido una revolución cuando ya se ha terminado.
Después de la Segunda Guerra Mundial, California atrajo mucha inversión pública. En su expansión hacia el oeste, Estados Unidos había reemplazado a Japón como potencia dominante en el este de Asia. El colonialismo mutaba su control en los nuevos países independientes del Pacífico. Con aliados como los cinco tigres asiáticos y guerras en Corea y Vietnam, había una demanda creciente para la industria militar. El gobierno americano pagaba con deuda emitida en dólares que compraban sus aliados, las empresas se establecían en California y sus universidades crecían.
La generación que ya había nacido en la abundancia y no quería morir ni matar en Vietnam protagonizó los cambios de los años 60. San Francisco fue uno de sus centros y sus jóvenes experimentaron con todo. También con tecnología y llegaron diversas olas de innovación. La Revolución no fue política pero su impacto fue global. Cuando podía escapaba al Tech Museum de San José, al Exploratorium de San Francisco o a la Universidad de Stanford para entenderlo.
Primero la microelectrónica y los circuitos impresos permitieron agrupar válvulas y diodos en chips de silicio con una capacidad de cálculo que se doblaba cada año y medio.
Después, estos circuitos, conectados a un teclado y una pantalla permitieron introducir datos y obtener resultados. Con pantallas gráficas y ratones, los nuevos ordenadores se acercaron a las personas. Con programas que manipulaban la información en imágenes, colores, video, sonido y todos los idiomas, los límites eran la imaginación.
Entonces los ordenadores empezaron a conectarse y el límite al flujo de información ya no fue la distancia. Internet empezó como un proyecto militar hasta convertirse en plataforma del cambio social. La telefonía móvil y la conversión del teléfono en ordenador personal alteró el mapa humano.
Los servicios disponibles permiten buscar pareja, consultar la gran biblioteca del mundo, comprar, iniciar una protesta o trabajar. Cada día aparece un nuevo uso. La población del mundo ha aumentado pero el número de clicks para acceder a un desconocido ha disminuido.
Este largo viaje por California permitió ver otros cambios. La abundancia como causa de enfermedades del cuerpo y el espíritu, la aceleración de las desigualdades y la globalización de economías y culturas.
Nuevos roles de género. Un hombre evita ir en el ascensor de la empresa a solas con una mujer. En una denuncia por acoso, en California, la declaración de una mujer vale doble que la de un hombre. En USA no hay leyes para las indemnizaciones por despido. Se negocia con demandas en el juzgado. Si eres mujer, negro o morena, presentas una demanda por discriminación. Después los abogados pactan. Armarios vaciados. El amigo que en los fines de semana hace de "Rodeo Clown" actuando frente a un toro salvaje en los rodeos es gay y también lo es el CEO de la empresa.
Las compañías de Silicon Valley se creían ácratas y ajenas al sistema.  Para poder cambiar el mundo, tenían que crecer y ganar dinero.  No pagar impuestos era una forma segura y registraron las empresas en paraísos fiscales como Delaware, Irlanda o el Gran Cayman. El Sistema ya las ha cambiado. Ahora mandan los fondos de inversión. La utopía de acabar con "Big Brother" ha llevado al capitalismo financiero global. 
Esta revolución también ha creado miles de empleos en países que han saltado de la pobreza al desarrollo. En California los nuevos directivos son indios, sus competidores son chinos y los nuevos trabajadores están en Filipinas o Rumanía.
Este viaje profesional me enriqueció en muchos sentidos. Ha permitido pagar mis viajes posteriores y entender la compleja relación entre las sociedades americana y europeas o la desigual relación de USA y Latinoamérica.
Durante dos años dirigí el equipo sudamericano de la empresa, a caballo de México, Sao Paulo, Miami, Bogotá o Buenos Aires. Los directivos gringos tenían miedo de viajar para no ser secuestrados y que sus familiares recibieran su oreja cortada pidiendo rescate. Me pagaron bien, viví los atentados de las Torres Gemelas entre Miami y San José de California, con reuniones en Hawai o Las Vegas y suficiente tiempo para ascender algún volcán mexicano o asombrarme con Brasil.
El mercado declaró obsoleta mi función en 2012 y el acuerdo económico y el tiempo disponible me abrieron la puerta a los siguientes capítulos de este apasionante viaje.

Detalles de los viajes
Este capítulo combina cuatro viajes a la costa Este de Estados Unidos y muchos viajes a California
En 1999 un primer viaje al National Institute of the Deaf de Rochester, cerca de las cataratas de Niágara y la frontera de Canadá, en ruta de San Francisco a Boston.
En 1999 un viaje con la familia desde Vancouver a Tijuana incluyó Yosemite, Los Angeles y la comunidad sorda de San Francisco.
Entre 1985 y 2010 hice unos 25 viajes a San Francisco y Silicon Valley. Eran los años de la revolución microinformática e internet y trabajé en varias empresas del sector.
En 2002 un viaje con un grupo de 50 personas de la comunidad sorda catalana a la Universidad Gallaudet en Washington con ocasión del congreso Deaf Way II. Alquilamos varios coches y hicimos la ruta a Rochester, Niagara y New York.
En 2006 con la familia alquilamos un coche en New York para viajar a los Adirondack, las montañas del norte del estado, Vermont, Boston, Quebec, Montreal y Ottawa. En ruta los jóvenes participaron en campamentos de verano y ascendimos alguna montaña.
En 2009 con mi esposa e hijos alquilamos un coche en New Orleans y siguiendo el valle del Mississippi, Natchez, Memphis, Nashville, Atlanta, Cherokee y Blue Ridge llegamos a Washington donde Alicia se quedó en la Universidad Gallaudet para un curso escolar.

1 comentari:

  1. Quina aventura de vida i de coneixement!!
    Ha sido emocionante conocer un poco, como amigo tuyo que soy, estos trazos que nos regalas de tu vida entre los 30 y los 50, cuando cada un@ se enfoca a empujar la vida, el futuro profesional, la educación de los hijos, y teniamos muy pocas reuniones de amigos para explicarlo.
    Apasionante poder leer y compartir estas lineas de tus viajes a Estados Unidos durante 25 años, y conocer algo más de tu mano la evolución social, cultural y económica de este Pais, y sobretodo imaginar un poco tu propia vida.
    Gracias por el regalo
    Gracias por este regalo

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