24 de maig 2020

Himalaya y Asia Central. Nepal, Annapurna, Tibet, Xinjiang, Kazakhstan, Kyrgyzstan, Tajikistan, Uzbekistan. Otoño 2016


Debate entre monjes. Sabiduría antigua y problemas nuevos.
Ruslan el tártaro.
El bus desde Urumqi en Xinjiang, hasta Almaty en Kazakhstan, tarda 27 horas con largos controles policiales. El vehículo se llena de mercancías y los pasajeros nos colocamos en los huecos entre paquetes que nos abrigan, porque fuera nieva y hace mucho frío. Las rutas de la seda fueron y son muchas. Las del sur conectaban China con las ricas ciudades persas, árabes y europeas. Las del norte no tenían ciudades, sólo praderas y por allí llegaban los invasores a caballo. Voy por una ruta del norte pero mis compañeros de viaje son comerciantes y buena gente que me han invitado en las paradas mientras les ayudaba a cargar y descargar en los controles. Soy el único occidental y Ruslan es el único que habla inglés. Es tártaro y comercia con repuestos y consumibles para maquinaria gráfica. Un comerciante de la Ruta de la Seda que compra en Urumqi y vende en Almaty. Los chinos exportaban todo tipo de productos y lo único que importaban era opio. Lo imponía Inglaterra para equilibrar el comercio y a esa imposición la llamaba mercado libre. Al llegar a Almaty, de madrugada a muchos grados bajo cero, con mucha nieve y lejos del centro, Ruslan insiste en acompañarme a mi hostal pero antes quiere presentarme a su esposa e hijo que le esperan. Compartir un té con ellos fue un privilegio.

Nuraida la kyrgyza.
Pamir Highway es una carretera que construyeron los soviéticos donde se juntan las cordilleras más altas del mundo. Quiero ir de Osh, a mitad de camino de la Ruta de la Seda, hasta Murghab, primer pueblo tayiko según se viene de China o Kyrgyzstan. El invierno se ha adelantado y espero tres días en un hostal islamista y barato hasta que un vehículo se atreve y acepta pasajeros. El vehículo inspira confianza porque un distintivo indica que hace muchos años pasó una revisión técnica en Corea.
Cruzamos un collado nevado a 4.200 metros junto con algún camión chino que viene del Irkesthan, el "collado del pequeño dolor de cabeza". Después hay una frontera con alambradas porque no hay acuerdo en los límites. Después otro collado de 4.600 metros y ya nadie cruza desde China por el Qolma Pass, el "collado del gran dolor de cabeza". Karakul, que es el único poblado en la ruta, tiene el lago salado y helado más alto del mundo.
Nuraida tose mucho y se encuentra mal. Los otros pasajeros están preocupados y no se ve a nadie porque Karakul está desierto en la tormenta. Tengo analgésicos en mi botiquín y mis diccionarios castellano-ruso e inglés-kyrgyz no sirven con este frío, pero la pastilla funciona. En el segundo collado vuelve la tos y cuando mi altímetro me avisa que empezamos el descenso le digo que mejorará. Cuando llegamos a Murghab de madrugada ya se ha curado.

Jaume el catalán.
Hace años el Hippie Trail a Kathmandu era lo más parecido al Camino de Santiago. En los años 80 los conflictos en los países de la ruta hicieron difícil viajar en coche desde Europa. Por eso en el verano del 84 nos sorprendió ver aparcado en Thamel, un barrio que fue de los hippies antes de ser de los montañeros, un Citroen 2CV con matrícula de Barcelona. La única pista era un papel que decía "Looking for a girl to continue travel to Goa".
Jaume, el propietario del "Dos Caballos" nos contó que empezó viaje en Granollers con su chica. Muchas aventuras después y sin dinero llegaron a Nepal. Aparcaron y volaron a Australia para trabajar, ganar dinero y seguir viaje, pero ella ya tenía suficiente. Él quería seguir hasta Goa, otro final de la ruta sicodélica y buscaba otra chica. Ofrecía coche y compartir aventuras pero ninguna de nuestro grupo se decidió.
Las cosas estaban difíciles y había poco turismo en India. Indira Gandhi había ordenado el asalto al Templo Dorado de los sikhs y nuestro tren atravesó el Punjab sin detenerse, con planchas metálicas en las ventanas y soldados que nos ordenaron tumbarnos en el suelo por los francotiradores. Poco después un guardaespaldas sikh se vengó asesinando a la presidenta. Cachemira estaba tranquila pero en el peregrinaje en camión y mulos hasta el glaciar de Amarnath para venerar al "lingam" de Shiva, los soldados indios espiaban al rival paquistaní y se sorprendían al vernos.

Rodear los Annapurnas es quizá el paseo más bonito y alto del mundo.

Nepal y Annapurna.
El vuelo a Kathmandu para en Dubai. Desde la calle, a más de 40º, se ven muchos apartamentos de lujo vacíos en medio del desierto que sirven para blanquear dinero de muchas cloacas y entre los obreros que los construyen hay muchos nepalíes.
En Nepal empieza la fiesta de Dashain, quince días en que las familias celebran que la diosa Durga venció al demonio. Todo está cerrado, los elegantes fieles, llevan búfalos, cabras, gallinas y patos al sacrificio.
Este año el monzón ha sido fuerte y acaba con 15 días de retraso cuando empezamos el trekking de once días alrededor del macizo de los Annapurnas. 
El Annapurna fue el primero de los ochomiles. Ocasión de releer "Annapurna, premier 8.000". Lo escribió al dictado Maurice Herzog, el líder del grupo, porqué tenía los dedos congelados. Fue una operación de prestigio del estado francés, sin mapas porque en 1950 aún no se habían dibujado. En aquella época se utilizaban somníferos y anfetaminas en el esfuerzo y el raro comportamiento de los alpinistas en la cima, hizo que hubiera que cortar los dedos de pies y manos de unos héroes que eran los mejores guías de los Alpes. Annapurna sigue siendo el 8000 con más muertes por ascensos y Reinhold Messner afirma que la ruta del norte es demasiado peligrosa, la del sur demasiado difícil, la del oeste demasiado difícil y peligrosa y por el este hay que superar una cadena de cimas que no bajan de los 7000 metros.
Los Annapurnas se pueden rodear en un duro y fácil camino ascendiendo el valle de Manang, casi siempre con la montaña a la vista, traspasando un collado de 5.420 metros y descendiendo por el Bajo Mustang. Es quizá la caminata más bonita del mundo. Un recorrido fascinante por culturas tibetanas, hindúes y budistas por unas montañas que resisten a la modernidad
Hemos contratado un porteador pero Santosh es demasiado joven para ser ya un alcohólico y alguna noche lo hemos rescatado de tugurios en la ruta. La vida es dura en estas montañas y algunos médicos internacionales, expertos en mal de montaña y accidentes, atienden a los locales. El doctor explica que los viejos tenemos menos mal de montaña porque el cerebro se nos ha hecho pequeño, y en altitud puede expandirse sin compresión. Conxita no está de acuerdo pero gana por goleada en la medición del índice de oxígeno en sangre, con que se compensa a los montañeros e indica adaptación a la altitud.
Una ONG noruega ha organizado una red de potabilizadoras de agua para erradicar las botellas de plástico y otra ONG suiza ha construido puentes en el camino. Los occidentales contribuímos a que esta maravilla sea como queremos verla.


Thorang La, a 5416m el punto máximo de la vuelta al Annapurna
A la montaña siempre hay que tenerle respeto y más en el Himalaya. Atravesamos el collado del Thorung La, con el recuerdo de los 44 excursionistas muertos hace dos años por un brusco cambio de tiempo.
En el Bajo Mustang, en Muktinah coinciden las culturas tibetana e hindú en un espacio lleno de gompas, stupas y templos. Los peregrinos se bañan en estanques y fuentes sagradas, y de los árboles cercanos cuelgan  bragas, calzoncillos y sostenes, ante la sorpresa de Vishnu y la desaprobación de Buda. Las peregrinaciones hindúes siempre son una fiesta.
Exploramos un par de pueblos tibetanos del Mustang a 4000 metros, donde acaba la vegetación y empiezan roca y hielo. En el monasterio de Chyongkhar los monjes son de la secta de gorros rojos, enfrentados a los vecinos del monasterio de Jhong, que son  Garupa de gorros amarillos y siguen al Dalai Lama.


Muktinah en el Mustang, los dioses hindúes dan paso a los tibetanos.
Bajamos en vehículos supervivientes por un valle con pasos imposibles y barrancos rugientes, por rutas deshechas por las lluvias y negociando el camino con los que van en dirección contraria. Tras dos días, cinco vehículos y tres pinchazos llegamos a la placidez de Pokhara, la segunda ciudad de Nepal, con lago, stupas de la paz y parapente con fondo del Himalaya.
En Kathmandu revisamos la historia del país. La presidenta actual es del partido comunista y el primer ministro del maoísta pero se turnará con el candidato pro hindú del partido del Congreso. Nepal es una república porque la monarquía se suicidó hace quince años cuando el príncipe heredero asesinó a diez miembros de la familia real porque no le dejaban casarse con una plebeya. 
Los restos del terremoto son visibles en Patan y el arte de morir lo es en Pashupatinath. Hay que volver a Nepal, pobre y bellísimo, con tierra dura como sus gentes y obligado a ser un tampón entre China e India.

Tibet
Para entrar en Tibet se necesita un visado especial y fuera de Lhasa es obligado ir en grupo. Me registré en una empresa de Sichuan por internet y me aseguraron un visado para salir de Tíbet hacia China. En Katmandú entregué mi pasaporte a un contacto y me lo devolvió dos semanas después con un salvoconducto en chino que leían con detalle todos los controles y que me permitió moverme por toda la periferia del Imperio del Centro.
Hace años, la placa geológica india chocó con la asiática y levantó el muro del Himalaya. Detrás quedó un altiplano a más de 4.000 metros, con cuencas sin salida al mar y con ríos como el Brahmaputra, Yangzi o Indo que alimentan antiguas civilizaciones buscando difíciles salidas al mar. Era la morada de los dioses y los humanos que se adaptaron a vivir en estas montañas sin valles ni árboles, eran gente especial.
Su religión es una mezcla de budismo y de tradiciones chamánicas con grandes procesiones rodeando todo lo sagrado en sentido del reloj. Giran alrededor de un montículo de piedras, del palacio Potala con sus mil habitaciones, de la ciudad de Lhasa con su magia o del monte Kailash donde vive el dios Shiva y nacen los grandes ríos.

Potala, rodearen sentido del reloj un edificio de 1000 habitaciones lleva tiempo.
Antes los monasterios tenían más de 1.000 monjes y dedicaban kilos de oro a las tumbas de sus lideres. Ahora hay pocos residentes y muchos visitantes. La geopolítica, la milenaria lucha entre las gentes de los valles y las montañas en China, la abolición de la servidumbre y la caída de la natalidad lo explican. Mientras, en los monasterios, los monjes jóvenes se educan debatiendo sobre lo divino y lo humano bajo la supervisión de los mayores. Algunos monjes en el exilio, como el Dalai Lama, se han convertido en líderes globales con mensajes antiguos que miran al futuro.
Los ríos de China alimentaban tierras rica para la agricultura y sus vecinos pastores la invadían atraídos por su riqueza. Un reino tibetano la invadió en el siglo VIII pero otros rivales tenían ventaja porque tenían caballos. El yak tibetano es un animal lento y era presa fácil para los caballos de los mongoles de la dinastía Yuan que entraron en Tibet y apoyaron al grupo feudal de los gorros amarillos. Así empezó el primer Dalai Lama y sus sucesores continuaron una relación difícil con los emperadores chinos. Al caer el último emperador de China, Inglaterra aprovechó el vacío para invadir Tibet desde India. Más tarde, con la independencia de India y la victoria de Mao en la guerra civil, la CIA promovió una guerrilla a la que siguió la invasión del ejército chino y la huida del Dalai Lama.
Ahora Tibet es un mito para los jóvenes han, la mayoría en el resto de China. Mi albergue en Lhasa había sido una precaria vivienda comunitaria y ahora estaba lleno de jóvenes ciclistas en ruta desde las ciudades de la costa. Entre cervezas se quejaban de las dificultades que les pone el gobierno para ir al Tibet. El gobierno quiere poner freno a la inmigración de los han y a su potencia económica.
Se dice que la Gran Muralla China son los caracteres de su escritura. Pero el Great Firewall es el sistema con que se bloquean los sitios de internet no deseados, como Facebook y los servicios de Google. No pude publicar en mi blog las impresiones de Tíbet y Xinjiang hasta llegar a Kazajstán. En Tibet un extranjero tampoco podía comprar una tarjeta telefónica.
El barrio antiguo de Lhasa tiene tantas cámaras de vigilancia como las ciudades europeas. Hay accesos con reconocimiento facial pero no funcionaban con mi cara y siempre hacía falta que algún jefe me autorizara. El último terremoto había cerrado el paso por tierra con Nepal y tuve que llegar a Lhasa en avión. Un registro en el aeropuerto descubrió mi diccionario tibetano-inglés y se generó una reunión policial de alto nivel hasta decidir que no era un peligro. Quizá por la integración en China, pero el nivel de vida de los tibetanos es ahora varias veces mayor que el de los esforzados nepalíes.
Desde el collado Simyo-La se ven 5 de los 14 ochomiles que hay en el mundo. En el campo base del Everest, con buenas cámaras, se pueden seguir las dificultades de las vías de ascenso. Fue la ruta de los primeros intentos y estuvo cerrada muchos años por conflictos políticos. Ahora al campo base se llega por una ruta asfaltada y la intención es atraer turismo, pero el permiso de ascenso al Chomolongma (Everest) cuesta 25.000$ desde Tibet y 10.000$ desde Nepal. 


Everest desde Tibet, los últimos rayos de sol para la diosa de la montaña
El invierno se acerca, la temporada ha terminado, hace mucho frío y el combustible son boñigas de yak. Lo antiguo se mantiene cuando es útil. Muchos lavabos son agujeros contiguos en el suelo sin tabique separador y son ideales para conocer gente en situaciones inesperadas.

Xinjiang, desiertos y oasis en la moderna Ruta de la Seda
El tren que une Tibet con el resto de China es una obra sobria. Discurre por encima de 4.000 metros y atraviesa dos collados de más de 5.000 m con vía única, oxígeno suplementario en la dirección de subida, y gran parte del trayecto elevado para evitar nieve y barro. Soy el único extranjero en el tren y viajo en "asiento duro", la tarifa más barata. En mi vagón todos son tibetanos menos yo. Se decía que este tren serviría para inundar el Tibet con chinos han, pero de momento sirve para que los tibetanos  vayan a Beijing a trabajar.
Desde Golmud, en el límite del altiplano tibetano, hasta Dunhuang, el autobús atraviesa desiertos y un corredor de oasis que fueron ruta de la seda. Ahora hay incontables generadores eólicos porque China dobla cada año la potencia instalada de energías renovables.
Las cuevas de Mogao, en la ciudad oasis de Dunhuang, tienen quizá el mejor arte budista del mundo. Son 490 cuevas, donde a lo largo de 1000 años, los fieles pagaban en obras religiosas protección divina para las caravanas en ruta. Más allá todo era desierto, montañas y bárbaros. Song Si me guía en inglés por las cuevas y sus tesoros. A mi pregunta sobre los destrozos de la Revolución Cultural responde que todo lo que está roto es por culpa de los musulmanes. Lo que ya no está, lo robaron los occidentales y está en sus museos y colecciones.



Los desiertos de la ruta, los camellos reemplazan a los yak y la arena a la nieve.
A cinco minutos del centro empieza el desierto con dunas inacabables. El viaje cambia yaks por camellos, alfabeto tibetano por árabe, Buda por Allah. El budismo era bueno para el comercio porque negaba las castas sociales y vendía protección. El camino del medio, el dharma o destino individual como consecuencia de tus obras, el apego a lo material como causa de insatisfacción, son ideas que han resistido muy bien el paso del tiempo.
A Turpan, el siguiente oasis, voy en tren de alta velocidad. Más práctico y menos divertido porqué es caro y está vacío. Cerca está el segundo lugar más bajo de la Tierra. Un lago seco a -155m junto a las alturas de Nepal y Tíbet. A 300 km está el Lop Nor, un lago misterioso, que cambia de lugar según las lluvias y el año. Eso es corriente en la cuenca del río Tarim, la cuenca fluvial sin salida al mar mayor del mundo. En Lop Nor la China hizo sus pruebas nucleares y Mohammed me cuenta que él tenía 6 años el día que se convirtió en noche y no le dejaron salir de casa.

Baile con distancia social en un parque de Urumqi, lejos de cualquier mar.
Urumqi, la capital del Xinjiang, es una ciudad moderna de más de 3 millones de habitantes, al pie del Tian Shan, las montañas celestiales. Es la gran ciudad más alejada de cualquier mar. En la provincia son mayoría los uigures, musulmanes con una lengua de la familia del turco. En al autobús me siento junto a una musulmana con velo que inmediatamente se levanta y su lugar es ocupado por una china a la que no importa sentarse junto a un hombre.
En la capital son mayoría los chinos han, aunque hay más de 20 grupos étnicos diferentes. Hace años hubo enfrentamientos entre han y uigures que acabaron con más de 150 muertos, la mayoría han. Parece que la causa fue el linchamiento de dos uigures que trabajaban en Guangzhou, a miles de kilómetros, por rumores que los vinculaban a unas violaciones. La noticia en Urumqi causó revueltas y desde entonces los controles policiales son intensos y las redes sociales están intervenidas. Solo funcionan las locales como QQ o Weibo que son de fiar para el gobierno y permiten que el negocio quede en casa.
El gobierno considera a los uigures como "minoría" pero no "etnia nativa", como los tibetanos. En esta categoría, la política de hijo único no les afecta pero no tienen derechos especiales sobre la tierra.
Un domingo por la tarde en el parque del Pueblo de Urumqi, la gente se entretiene con pasatiempos efímeros. Bailes, coros, ping pong, juegos de cartas. Mi preferido es la caligrafía en el suelo con pinceles de agua. Se copian o escriben poemas y duran lo que tarda el agua en evaporarse.

En la ciudad los alfabetos se mezclan. Las buenas tiendas anuncian ropa internacional en chino. Los mercados callejeros anuncian en árabe lo último de Istanbul. Las tiendas de repuestos y maquinaria anuncian en cirílico para los compradores del antiguo espacio soviético.
En el hostel conversaciones memorables entre dátiles, té y cerveza. Andrei pedalea desde el Annapurna y la policía pakistaní le escoltó en la Karakorum Highway. Michèle y Pierre también son ciclistas y nunca plantan la tienda porque siempre les invitan. Jane está preocupada por los resultados que dicen que Trump será presidente. Ianis es lituano y sus ojos azules vuelven locas a las adolescentes chinas. En la ruta de la seda se intercambia información y emociones.


Kazajos y Kirguizos al  pie de las Montañas del Cielo.
Desde China fui a Almaty, en Kazakhstan, por la penúltima versión de la ruta comercial que tejió a Eurasia. Un día largo de bus y nieve por parajes desolados. En la madrugada siguiente a que Ruslán me acompañara a mi hostal, llega Andrei pedaleando en la tormenta. Andrei habla ruso, ha encontrado trabajo para hivernar en Almaty y reanudará viaje en primavera.
Almaty es una antigua ciudad al pie del Tian Shan. Hay pistas de esquí que aún están cerradas y paseando por el bosque, encuentro en la nieve un lobo muerto a tiros. La vida es dura en esta tierra.
De los tiempos de la Unión Soviética se mantiene la insignia de los Leopardos de las Nieves. La merecen los que han subido los 5 picos de más de 7000 metros de la antigua URSS y todos están cerca, entre Tian Shan y Pamir.

Una semana con mal tiempo es poco para este país. No hay tiempo para el astródromo de Baikonur, gestionado por Rusia y cuna de los éxitos soviéticos en el espacio. Ahora es el único lugar del mundo donde despegan vuelos tripulados al espacio. Tampoco para el mar de Aral, el más conocido de los grandes lagos interiores de Asia Central, desertizado por el cambio del clima y una excesiva explotación del agua.
La nieve ha llegado con fuerza y las temperaturas están bajo cero. La carretera a Bishkek, la capital del Kyrgyzstan es practicable, pero la carretera de Bishkek a Osh, primera y segunda ciudad del país, que normalmente requiere más de 12 horas, ahora es imposible. El vuelo es barato y el aeropuerto de Bishkek lo acondicionó USA como base para atacar Afganistán, los americanos se han marchado y la tecnología que queda permite despegar con mal tiempo.



Osh, un centro del mundo y de negocios extraños en el valle de Fergana.
Osh, al sur del Kyrgyzstan, es una ciudad que tiene 3000 años y que según Herodoto era el centro de la Ruta, a medio camino entre Xian y Istanbul.  No se sabe si la fundó el Rey Salomon o Alejandro Magno, pero con el Bazar más grande de Asia Central, lo probable es que fueran los dos. Suleiman Too es una cresta rocosa de cinco cimas en la que rezó Mahoma, Babur construyó una capilla antes de partir a la conquista de la India y shamanes y zoroastrianos dignificaron sus cuevas. Tanta historia abruma trepando por sus rocas.
El país está en la transición del mundo soviético laico al Islam conservador y en Osh es difícil beber una cerveza. También está en la transición de pastores a agricultores, y de kyrgysos a uzbekos. Tantos cambios en el valle de Fergana causaron en 1990 y 2010, los peores enfrentamientos en la descomposición de la URSS en Asia Central.
Después de la revolución, en 1919, la URSS encaró el reto de convertir en repúblicas unos territorios de pastores y guerreros con orígenes persas, turcos y mongoles. Sus científicos sociales utilizaron la lengua dominante para definir los territorios de las nuevas nacionalidades. Los agricultores del valle no hablaban el idioma de los pastores de la montaña y el puzzle territorial dio estabilidad a unas repúblicas que eran las más pobre del imperio soviético. Las nuevas independencias renovaron las tensiones pero menos que en los Balcanes o Cáucaso.
En Osh estoy en una fonda del barrio musulmán, junto a la mezquita y en plena zona islamista. Espero que salga algún vehículo al Pamir y Tajikistan. Con suerte llegaré en 4 o 5 días a Dushanbe. La llamada Pamir Highway fue una de las principales aportaciones de la URSS a la región y es una de las rutas más espectaculares del mundo pero el invierno se ha adelantado y nadie se atreve.

Hace una semana que el mal tiempo no deja ver el sol. Hoy ha salido un momento y actualizo mi documentación en la policía. Esta es una región violenta llena de limusinas blindadas. Es domingo y muchas parejas aprovechan para casarse, Vladimir Lenin lo mira desde un pedestal y parece que lo bendice.

Tajikistan y frontera afgana. 1300 kilómetros por la "Pamir highway".
La carretera recorre Kyrgyzstan y Tajikistan por las fronteras con China y Afganistán. Muchos kilómetros de alambrada para no entrar en tierras disputadas con China y con el leopardo de las nieves. La frontera con Afganistán son centenares de kilómetros a lo largo del río Amur Daria. Cada orilla es un paseo de inquietantes patrullas armadas.
En medio, la meseta del Pamir es un pequeño Tibet a 4.000 m de altitud. El nudo de Asia donde convergen Karakorum, Hindu Kush, Kunlun y Tian Shan, con el Himalaya muy cerca.
El invierno se ha adelantado y atravesar nevando la única carretera tiene encanto. Tajikistan era la república más pobre de la URSS, no quería separarse y cuando tuvo que hacerlo, empezó una guerra civil múltiple. Ahora el 50% de sus ingresos son remesas de sus emigrantes desde Rusia, y se calcula que el 50% de sus exportaciones, es opio que viene de Afganistán. El nuevo jefe militar del Daesh, según New York Times, es un antiguo coronel de las fuerzas especiales Tayikas que cambió de bando después de tres cursillos en USA sobre antiterrorismo, narcotráfico y prevención de guerra civil.



Vladimir preside entre nieve y hielo el último poblado del Pamir.
El viaje entre Osh y Dushanbe son 1300 km y los recorro en cuatro días y tres transportes. Entre la nieve que cae y la que ya ha caído, todo es blanco y el conductor impide con cartones en el radiador que se congele el motor. Comparto el primer tramo de la Pamir Highway hasta Murghab con siete kirguizos y sólo nos entendemos por gestos y pop ruso como música para ahuyentar el frío.
Gorno Badastan Autonomous Oblast, GBAO para los amigos, es la parte oriental y montañosa del Tajikistan. Hace falta un visado especial porque estamos en un intervalo en las milenarias luchas civiles y vecinales. 
Son indoeuropeos descendientes de los persas que ocupaban toda la ruta de la seda, hasta que en el año mil llegaron tribus turcas y mongolas. Sus mujeres, muy elegantes incluso en el pueblo más remoto, recuerdan a las iraníes sin ayatollahs. Llevan velo sólo si hace frío o creen que les favorece. El gran Alejandro pasó por estas tierras y se casó con Roxana sin abandonar a su novio macedonio.
Son pobres y veneran al Aga Khan, un play boy nacido en Suiza que afirma ser el 49 descendiente de Mahoma. Son ismaelitas, una rama del chiísmo, y la fundación del Khan, muy visible en Khorog, la capital de la región, es un gigante de 80.000 empleados en el mundo que atiende la mayoría de lo que funciona en la región.
La ruta a Dushanbe, la capital, sigue el río Amur Daria, el Oxus que era el límite del mundo de los griegos. Doce horas compartidas con otros pasajeros, sus botellas de vodka y una chica que espera ser elegida fiscal en la región, todo un reto. En la otra orilla el corredor del Wakhan, con el que los imperios ruso e inglés ponían una barrera a su Gran Juego colonial por el control de la región. Entre nubes y nieve se escondía el Hindu Kush, mientras contrabandistas y grupos armados cruzaban el río y era una puerta abierta a futuros viajes.



Amur Daria, el límite de imperios, ahora entre Afganistan y Tajikistan.
Dushanbe con la nieve tiene un encanto especial. Con la bandera y el mástil más grandes del mundo es un país que pocos reconocen como suyo. También tiene lapislázuli, la piedra que ya adornaba la corona funeraria del faraón Tutankamón. El azul oscuro es afgano y el claro es tayiko. El mercado está lleno y el museo vacío pero ambos son interesantes. La tormenta ha acabado pero al caer el sol la temperatura baja a -15º y los pocos viajeros nos refugiamos en el hostal a compartir y exagerar historias.
Ruta a la frontera con Uzbekistan en otro vehículo que sale cuando se llena. El aduanero aburrido se entretiene conmigo una hora. He de repetir la doble declaración de divisas porque no cuadran dólares y "som" kyrguizos. Comprueba mis fotos para comprobar que no haya ninguna ilegal y también mi botiquín para asegurarse que no llevo opio, hasta que la cola protesta harta de esperar.
Once horas de ruta, varias oraciones y descensos con motor parado para ahorrar el escaso combustible entre vistas grandiosas antes de llegar a media noche a Samarkanda, destino de todas las caravanas.


Samarkanda y Bukhara, ciudades oasis y ciudades ilusión.
En Asia Central los ríos no llegan al mar porque mueren en lagos interiores que desaparecen o cambian de lugar. En Uzbekistan esto es importante porque es el único país sin mar, rodeado por países que tampoco lo tienen. Samarkanda y Bukhara son sus ciudades oasis y como todas las ciudades, necesitan un río que las lleve hasta el mar. Ese era el papel de las caravanas en una compleja historia.
Samarkanda es ahora la segunda ciudad del país pero fue irrelevante entre el fin de la dinastía de Tamerlán y la llegada de los rusos. Dos terremotos ayudaron a la decadencia de sus monumentos hasta que fueron restaurados por los soviéticos. Los visito con Feruza y Daruna que hablan francés aprendido de profesores uzbekos. Sueñan con que alguien las lleve a París y les sorprende que los parisinos consideren su ciudad invivible y sueñen con Samarkanda.


Bukhara y la magia de las ciudades oasis de la seda.
Tamerlán es el héroe local. Aquí traía el fruto de sus saqueos y artesanos para construir mezquitas y madrasas. Sus tropas saqueaban una ciudad y mataban a todos los habitantes. Las siguientes ciudades se rendían por miedo, la misma táctica que se aplicó más tarde con Hiroshima y Nagasaki. Cuando murió el último que recordaba a sus víctimas, nació su leyenda, como sucede con todos los grandes criminales de la historia. 
Samarkanda es muy antigua y se han excavado once ciudades superpuestas. En la última hay las construcciones de Ulugh Beg, un sultán ilustrado que estudió las estrellas y quizá anticipó la tradición soviética de los primeros vuelos tripulados al espacio.
La Segunda Guerra Mundial tiene diferentes maneras de contarse. En la antigua URSS, fue la Gran Guerra Patriótica, que ganaron en Europa con el esfuerzo de todos los pueblos soviéticos. En el cementerio musulmán de Samarkanda hay lápidas que mezclan caracteres cirílicos y árabes con condecoraciones soviéticas. En el cementerio judío de Bukhara se mezclan caracteres hebreos y cirílicos con las mismas medallas.


Judíos y musulmanes, heroes recordados de la Gran Guerra Patriótica.
En Bukhara los judíos son una comunidad con 2.000 años que ha financiado muchas caravanas. Me lo cuenta en la sinagoga sefardí, la más pobre, una de los 70 miembros de la comunidad que no se ha ido. Sus hermanos y su hijo ya viven en New York.
Tashkent es la ciudad más grande de Asia Central. Un terremoto la destruyó en 1966 y la reconstrucción incluyó un imponente metro. Los ingresos del gas natural, han permitido construir un edificio del Senado veinte veces mayor que el palacio de los últimos zares.
Hace pocos meses murió Karímov. Era el líder soviético cuando la descomposición de la URSS y ganó todas las elecciones desde entonces con más del 90%. Preservó la convivencia entre los diferentes grupos, tajikos, uzbekos, rusos, laicos y musulmanes. En 2005 hubo una matanza en el valle de Fergana entre grupos que protestaban sus políticas, aseguró que eran islamistas y acusó a los países occidentales de promover otra de las "revoluciones de colores". Hoy se elige a un nuevo presidente pero en todo un dia en la calle no he visto urnas ni colas. Supongo que se anunciará participación del 100% y ganará el presidente en funciones.
Los rusos llegaron en el siglo XIX cuando la debilidad de los imperios turco y persa dejaron un vacío frente al imperio inglés de la India. Uno de los motivos era acabar con el mercado de esclavos. Eslavo y esclavo tienen la misma raíz y las tribus turcomanas y kazakhas vendías sus prisioneros en los mercados de Khiva y Bukhara cuando Rusia era débil. Rusia, que también salió de las estepas euroasiáticas, ganó el Gran Juego y ahora su influencia convive con el islam.
La vuelta a Barcelona desde Tashkent es por Istanbul, como corresponde a todo viaje por la Ruta de la Seda



Nepal, Tiber, Xinjiang, y cuatro "Stanes" rodeando montañas.
Detalles del viaje
Viaje del 7 octubre al 5 diciembre de 2016. Vuelo a Dubai y Kathmandú con Conxita. Cuatro permisos para trekking en Nepal, Annapurna, Tibet y China. Bus a Dumre y Besisahar. Trekking por libre durante 11 días por Chamje, Bagarchap, Chame, Pisang, Manang, Yak Kharka, Thorung Phedi, High Camp, Thorung La 5.420 m, i Muktinah. Descenso por Jomson, Tatopani, Beni hasta Pokhara con transportes locales. Bus a Kathmandu y regreso de Conxita a Barcelona. 
Vuelo a Lhasa. Visita de Tibet en grupo fuera de Lhasa. Drepung, Tashi Lumpo, Xigatse, Everest Base Camp, Tingri, Lhasa. Tren a Golmud, 17 horas. Bus a Dunhuang. Cuevas Mogao y dunas Minsha Shan. Tren a Turpan y taxi al lago seco Aydinkul a -155 m. Bus a Urumqi. 
Bus a Almaty, 27 horas. Bus a Bishkek. Vuelo a Osh por carretera cortada por nieve. Vehículos compartidos a Murghab, Khorog i Dusanbe en 4 días por Pamir Highway. Taxi compartido a Uzbekistan y Samarkanda. Trenes a Bukhara y Tashkent.
Alojamiento fácil. Casas albergue en Nepal, hoteles en capitales y hostales en Asia Central. Visados complicados en Tibet, China, Himalaya, Tajikistan, con visado adicional para GBAO, la región de Pamir, Uzbekistan. Censuras varias en algunos territorios. Cambios de divisa en cada país. La lengua francas en Nepal es inglés, el resto chino y ruso.

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