17 de maig 2020

Balcanes y norte del Mediterráneo. Viajes al sueño y las pesadillas de Europa. 2013 a 2017


Una hermosa región que esconde la mala conciencia de Europa.
"El día que empezó la guerra Amina tenía diez años y jugaba en Mostar, dónde después sería la plaza de España. Los niños corrieron a casa asustados por los tiros. Una niña mayor le advirtió, "si te para un soldado, di que te llamas Ana". Quedó confundida, mamá, ¿yo qué soy? Hija de musulmán y ortodoxa, la religión no estaba en su vida ni en la de casi ninguno de aquellos yugoslavos. Perdió al padre por una ráfaga de ametralladora en el 93 y a ella la hirieron en dos ocasiones. En pocos meses los vecinos se trasladaron según su nueva identidad. Al este los musulmanes, sitiados; al oeste los croatas católicos; en las colinas, los serbios ortodoxos. Su familia no se movió. Dos guerras más tarde, aquellos vecinos tardarían tres años en cruzar el puente. Amina fue de las primeras, alguien organizaba talleres de pintura y partidos de fútbol para los niños de los dos lados. Veinte años después, una parte de la población vive en la guerra y no quiere pasar al otro lado, pero ya son pocos. La mayoría vive sus religiones discretamente y reconstruyen relaciones entre ellos y con los que se dicen laicos. Amina huele a tabaco, cojea un poco por la metralla y habla suavemente de la guerra. Mirna, su hermana pequeña ha votado Barcelona para el viaje de fin de curso. Las otras opciones eran Estambul o Roma. Hay muchas Mirnas en Mostar, porque significa paz." Nos alojábamos en casa de Amina y esto lo resumió Conxita de su respuesta a por qué las mujeres de Mostar no llevan velo si la mitad son musulmanas.

El puente de Mostar. Amina no sabía en qué lado llamarse Ana
Sur de los Balcanes. Invierno de 2013.
El viaje a los Balcanes fueron dos, Sur desde Grecia y Norte desde Italia, pero podía haber empezado en Viena, Beirut, Chipre o Alexandria. 
El primer viaje atravesó Grecia, Bulgaria, Macedonia y Albania. Atenas mostraba las cicatrices de la crisis sin las apocalípticas imágenes de ciudad en llamas. Con invierno y miedo, no hay turismo. Con frío y lluvia los museos son una opción. El de la Acrópolis es excesivo porque espera que algún día vuelvan los frisos del Partenón. Ahora están en el British Museum pero a los poderosos no se les puede pedir que devuelvan lo robado. El Museo Arqueológico recuerda en sus esculturas que los hombres han creado a los dioses a su imagen y semejanza. Sus miserias, debilidades y  belleza son las nuestras.
Mikis ha sido waterpolista en el Aris de Salónica. Habla español con acento cubano porque su pueblo estaba en la frontera con Bulgaria y Macedonia. Fue el centro de la guerra civil después de la guerra mundial. Su familia era comunista y a él y otros 40.000 niños que sobrevivieron, los enviaron a Bielorrusia. En toda guerra hay ideología y redistribución étnica. Aprendió español con cubanos y con el deporte ha viajado por todo el mundo. Sabe más Mikis de España y Catalunya que nosotros de Grecia y Macedonia.
En ruta al Peloponeso. El canal de Corinto lo empezó Nerón con 6.000 esclavos y lo terminó una compañía francesa en el siglo XIX. La autopista del Peloponeso la empezó la Unión Europea pero la crisis la ha dejado con sólo un carril.
Micenas fue el centro de la coalición griega que luchó en Troya. Es un secarral de olivos controlando un valle de naranjos al pie de unas montañas cerca del mar. Todas las familias tienen sus trapos sucios, pero la de su rey, Agamenón, era de tragedia. El padre, Atreo, mató al hijo de un hermano rival y lo cocinó para una comida familiar. La hija, Ifigenia, fue sacrificada para que soplara el viento y pudieran navegar a Troya. La esposa, Clitemnestra, le ponía cuernos y lo mató con ayuda del amante. Los hijos, Electra y Orestes, la mataron como venganza.

El escenario de nuestros dramas y comedias.
El presente también inquieta. Naranjas sin recoger por falta de medios para exportarlas. Con subvenciones europeas se han pagado sueldos mínimos a albaneses indocumentados. Las subvenciones también han llegado al turismo y los hoteles están muy renovados en Nauplios, Tirinto, Epidauro y Delfi. Acantilados entre la nieve y el mar donde los dioses hablaban a los mortales.
Yanis y su hostal son sensacionales. Lo sabe todo de Meteoras y sus montañas. Los monasterios en la cima de las rocas guardan la ortodoxia y allí el tiempo no se mueve.
Filioque, "y del Hijo", fue un término polémico en el Concilio de Nicea, en el año 325, y todavía lo es ahora en los debates de Wikipedia. Va de la Santísima Trinidad. Si el Hijo también creó al Espíritu Santo, es porqué el Padre necesitó ayuda, aunque los tres existan desde siempre.
Theotokos, "la madre de Dios", es más fácil. Una mortal y un Dios tuvieron un hijo que como mínimo era semidiós. Como Hércules, Aquiles o Alejandro.
Las críticas a la infalibilidad tienen base. Los ortodoxos dicen que su obispo, el de Constantinopla, manda tanto como el de Roma. En lo de las indulgencias coinciden con los protestantes. Vender la Gracia sobrante de los Santos para reducir el tiempo sufriendo en el Purgatorio era un timo para pagar las obras del Vaticano. Marketing de hipotecas medievales.
Las Termópilas eran un paso entre acantilados y mar. Era estrecho y las largas lanzas de los persas no pasaban. Ahora el mar ha retrocedido y hay espacio para dos carreteras con financiación europea.
Thessaloniki sorprende. Allí nació Mustafá Kemal, el padre de la Turquía moderna, y allí se conspiraron las Guerras Balcánicas. Los judíos hablaban ladino y se mezclaban eslavos, turcos y griegos. Sigue siendo un lugar culto y de paso pero ahora la mayoría es griega y la minoría china. El tren a Bulgaria dejó de funcionar con la Guerra Fría y la crisis económica y ahora hay que ir en autobús hasta Sofía. Bulgaria tiene la renta per cápita mitad que la griega, carreteras europeas, todoterrenos negros y casinos por todas partes. Una compleja adaptación a la Unión Europea manteniendo fidelidades eslavas.
Bus a Skopje, capital de Macedonia y aspirante al paraíso de la Unión. Macedonia había de ser la siguiente guerra balcánica. Un país sin nombre porque Grecia no se lo reconocía. 75% de la población son eslavos ortodoxos que escriben en cirílico y 25% albaneses musulmanes con un idioma diferente en caracteres latinos. En Skopje nació la Madre Teresa de Calcuta, albanesa y santa católica.
Las dos comunidades viven separadas por el río, se odian y compiten en amabilidad con los pocos visitantes. Gobierna uno de los dos partidos nacionalistas eslavos, aliado con el partido nacionalista albanés de un antiguo líder terrorista. Todos los partidos son nacionalistas de algo y el gobierno gasta lo que no tiene en inmensas estatuas de Alejandro Magno, un macedonio ilustre, y en museos del nacionalismo. Paga la Unión Europea para que el país no caiga por el precipicio al que se asomó.
Compartimos minibús hacia Albania con pasajeros en ruta al paraíso comunitario, donde hay trabajo y pagan. En la ruta de Skopje a Tirana, el vehículo se detiene en la frontera entre Macedonia y Albania, muy cerca de Kosovo. Abdyl es albanés y vive en Suecia. Trabaja en la tienda de comida de su hermano y se ha casado con una danesa. Renovar el visado es más fácil en la embajada sueca de Macedonia que en la de Albania. Ardian también es albanés pero ha conseguido documentos que le acreditan como búlgaro para trabajar en Alemania. Los otros seis pasajeros bajarán en el puerto de Durres y por la noche intentarán llegar a Italia en patera. Como no hablan francés ni inglés, nos entendemos en el poco italiano y alemán que compartimos.
La policía hace su trabajo y se lleva al más sospechoso. Es Conxita y cuando la interrogan sólo entiende las palabras "Interpol" y "Venezuela". Mis amigos del bus me dicen que no me preocupe y que si no nos dejan pasar, en el monte, a quinientos metros, no hay control. Una hora más tarde vuelve interrogada y segura de que querían dinero.
Hace años el tirano Enver Hoxha se peleó con los yugoslavos, después con los rusos y después con los chinos, hasta que se quedó sólo. Por si le atacaban, construyó 700.000 búnkeres de todos los tamaños. Parecen setas, soportan el peso de un tanque y los jóvenes los utilizan para perder la virginidad. Mi compañero de asiento me explica que con destreza y fuerza se pueden destruir y vender su hierro como chatarra. Un búnker pequeño tiene dos toneladas de hierro en diez de hormigón. La chatarra se pagaba a 40 céntimos el kilo y se podía obtener 800€ y eso en el país más pobre de Europa es mucho.

Mercado en una calle de Tirana que podría estar en cualquier ciudad mediterránea
Con el cemento sobrante, construyeron en Tirana un inmenso Palacio de Congresos y una Opera. La representación de La Traviata es la semana próxima y nos la perdemos, pero el Palacio se ha reconvertido en Museo y somos los únicos visitantes. Hace más frío que en la calle y la guardiana nos enciende la luz de cada sala para ahorrar. Apartando el polvo de una estantería se ve una pequeña bandera del país. La llevó a la Luna el astronauta del Apolo 14 Alan Shepard, fue el quinto hombre en alunizar y su familia era de origen albanés. Fue el emigrante albanés que llegó más lejos.
El autobús a Atenas es la ruta que han hecho un millón de emigrantes. Muchos han invertido sus ahorros en bares y albergues de la ruta. Al llegar a la frontera el autobús se adapta a la legislación comunitaria y sube un segundo conductor. Pone papel al registro de horas conducidas, se abrocha el cinturón de seguridad y sigue fumando y hablando por teléfono mientras conduce.

Tito. Fueron los mejores años de una compleja tierra.
Norte de los Balcanes. Invierno de 2016.
El viaje al norte de los Balcanes empezó en Venecia. Una noche fría y lluviosa de febrero permite pasear por una Venecia vacía y alojarse como únicos clientes en un palazzo. Por la mañana temprano, por los puentes de los canales, se llega al Gran Canal y en vaporetto hasta la estación de Santa Lucía. Los mejores consejos para el resto de la ruta los da "The man in the seat61", la mejor web que existe sobre viajes en tren en cualquier lugar del mundo www.seat61.com.
Tres horas de trayecto hasta Trieste, por llanuras entre los Alpes y el Adriático. Trieste es una agradable ciudad que fue la salida al mar del Imperio Austrohúngaro. Después de la primera guerra mundial fue escenario de luchas entre las monarquías autoritarias de Italia y Yugoslavia. Después de la Segunda Guerra, se enfrentaron entre si partisanos comunistas de los dos países y se convirtió en ciudad internacional  para frenar los conflictos entre las zonas de influencia soviética y americana, y las culturas latina y eslava. El transporte todavía recordaba esa época y la conexión entre los trenes italianos y eslovenos había que hacerla con un tranvía que en los tramos más pendientes se transformaba en funicular. De la frontera eslovena salía un pequeño tren que en pocas horas llegaba a Ljubljana. Los viajes con Interrail de los jóvenes europeos son el motor de los trenes de la región y la frecuencia se dobla en verano. Eslovenia es el más europeo de los antiguos territorios yugoslavos, forma parte de la Unión, del Euro y de Schengen. Mantiene las antiguas conexiones por tren y de noche partimos en tren nocturno hacia Belgrado. El único añadido al tren han sido controles aduaneros porque Serbia no forma parte de la Unión Europea. La geopolítica reciente se puede leer en las rutas del antes excelente sistema ferroviario soviético. Excelentes en Siberia, desastrosas en los nuevos países del Cáucaso, menguantes en los Balcanes.
A las seis de la mañana, al salir de la estación de Belgrado, lo primero que se ve son los edificios derruidos por los bombardeos de la OTAN durante la guerra de Kosovo. No está previsto borrar una memoria que los serbios tienen muy presente. Grandes paneles describen la trayectoria de los aviones que tiraron las bombas y con colores se indica los países que autorizaron su paso. Los Balcanes son un territorio pequeño que genera demasiada historia.
Belgrado es una ciudad muy activa, pero al no acceder a los créditos europeos, se ha modernizado poco. Los tranvías y troles son de los años 70, se utilizan indistintamente alfabetos cirílico y latino y está en construcción la iglesia ortodoxa mayor de Europa. La mitología callejera ha sustituido a Tito por Gavrilo Princip, el nacionalista que con su atentado inició la Gran Guerra, a Nicolás II, el último zar, por Stalin y por Putin. Rusia, siempre ha sido el hermano mayor de Serbia.
El héroe indiscutido es Nikola Tesla. Hijo e un monje ortodoxo de un pueblo de la montaña ganó dos batallas. Su visión de la corriente eléctrica alterna se impuso a la corriente continua de Edison. También inventó la transmisión de información con ondas electromagnéticas, la radio, frente al impostor Marconi. Desarrolló sus inventos en Estados Unidos, y después de los generadores, transformadores y motores eléctricos, el mundo ya no fue el mismo.
Tito está enterrado e ignorado con respeto a las afueras de Belgrado. El antiguo guerrillero, formado en la Guerra Civil española, derrotó a los nazis y mantuvo unido al mosaico de pueblos eslavos del sur. A su muerte, la rigidez impidió cualquier reforma en la Federación Yugoslava. Tras el fin de la guerra fría las potencias se movieron para conseguir influencia y en cada república ganó las elecciones un partido nacionalista. Ocho años, cuatro guerras y miles de muertos después, Yugoslavia ya no existía y en su lugar había 7 países, uno de ellos con tres parlamentos diferentes y otro reconocido sólo por la mitad de países de la ONU. El sueño de todos era recuperar un futuro en la Unión Europea, la nueva Federación que sucedía a otomanos, austrohúngaros y yugoslavos.
Mostar, Montenegro, Conxita y el mar de siempre.
El tren a Podgorica, la capital de Montenegro y el único país que se ha independizado sin conflicto, es uno de los más espectaculares de Europa. Hasta el Adriático recorre 450 km en 12 horas, con 254 túneles, 435 puentes y nuevos controles. Nuestros compañeros de vagón nos preguntan por qué queremos ir a Podgorica. Ellos quieren ir a Barcelona.
Conxita lo describió en sus notas: "La chica rubia exprime todo su inglés para que lo entendamos bien. En Podgorica no hay nada. Los vecinos del compartimento asienten en bosnio, serbio y croata, que son lo mismo pero no lo son en una tierra de fronteras nuevas. Sin embargo Podgorica tiene su punto. Las montañas nevadas desde la ventana, el bulevar de la revolución de octubre, pequeños jardines cuidados y un sábado noche con ganas. Las chicas usan melena rubia y tacones. Los chicos cuero negro, barba espesa y rasurada, pelo muy corto o rapado. Buena gente pero una pinta que asusta. Atravesamos Montenegro cruzando lagos, montes nevados, rodeando bahías con mil islas hasta Dubrovnik. Lejos de todo, centrados en el turismo y la belleza del paisaje alquilan la ciudad a juegos de tronos y guerras de las galaxias. Pero no puedo dejar de pensar qué pensaba y dónde estaba, aquel hombre amable durante la guerra"

Dubrovnik. Después de serbios, montenegrinos y croatas, llegaron Star Wars y James Bond.
Dubrovnik es una de las ciudades amuralladas mejor conservadas del mundo. En verano amarran los cruceros y pasear sus 2 kilómetros de murallas es bailar la conga. En febrero y con lluvia estamos solos. La ciudad se alquila como decorado de películas. Esta semana "Juego de tronos", la próxima "James Bond". Con los locales hablamos de temas comunes. Turismo, independencias, cruceros e iglesias. En Dubrovnik todas las órdenes católicas tienen una iglesia y el resto de edificios son apartamentos turísticos. Durante la guerra, Montenegro lo consideraba su territorio, el ejército yugoslavo no aceptaba la ruptura y la población era croata. Los bombardeos y la paz han respetado la belleza de la costa, pero en 100 km hay que pasar cuatro controles fronterizos.
El bus a Mostar, la capital de Herzegovina, pasa cerca de Medjugorje, el santuario católico de moda. Los ustacha, aliados croatas de los nazis, asesinaron y echaron a sus cuevas a monjes ortodoxos y partisanos comunistas. Cuando fueron derrotados, algunos frailes franciscanos colaboradores siguieron el mismo camino. La Yugoslavia de Tito intentó tapar con cemento los malos recuerdos, pero con los nuevos tiempos, se han detectado apariciones de la Virgen. Mientras el Vaticano aplica el rigor científico requerido para validar las apariciones, desde Italia ha crecido el turismo de peregrinaje, pero el Papa Francisco no lo ve claro.
En Mostar hubo dos guerras. En 1991 el ejército yugoslavo se enfrentó a croatas y bosniak (musulmanes) para evitar la independencia de las repúblicas federadas. La guerra se acabó cuando el mundo aceptó la rotura de Yugoslavia. La segunda guerra fue aún peor. En 1993 las nuevas repúblicas de Serbia y Croacia querían repartirse Bosnia, donde la mayoría era musulmana. En Mostar los croatas y los musulmanes eran mitad y mitad. El asedio a los musulmanes de la ciudad vieja recordó los guetos de la Guerra Mundial.
El ejército español tuvo un papel honorable. Un vehículo militar que aprovisionaba a los asediados fue "secuestrado" y los ciudadanos les pedían protección por miedo a ser bombardeados en cuando se fueran. Los soldados españoles organizaron turnos de 24 horas para que siempre hubiera alguien visible dentro del área asediada. Ahora la mayor plaza de Mostar se llama "Plaza España" e incluye el nombre de los 23 soldados españoles que murieron en diferentes incidentes.
El peor momento fue la voladura del Puente Viejo de Mostar por radicales croatas. No fue fácil porque era una obra maestra de la ingeniería turca del siglo XV. Ahora ha sido reconstruido y los jóvenes vuelven a saltar al río desde el puente. Poco a poco, los vecinos de las dos orillas, la croata y la musulmana, se han acostumbrado a volver a atravesarlo.
El mundo que aceptó la división de Yugoslavia, no aceptó la de Bosnia, y ahora es un único país. La Federación de Bosnia y Herzegovina, con 10 cantones. Cinco son bosniak, tres croatas y dos mixtos. Dentro del mismo país, los serbios tienen la República autónoma Srpska y el territorio de Brcko queda al margen. Los partidos dominantes en cada territorio siguen fidelidades religiosas y los nuevos líderes son familiares de los antiguos.

El túnel que unía Sarajevo a la vida.
En el Túnel de la Esperanza del aeropuerto de Sarajevo, Envar nos decía que Yugoslavia era el país más poderoso del mundo: "Éramos amigos de todos, nadie nos podía atacar y sólo nosotros podíamos destruirnos". Éramos los únicos que no necesitaban visado para ir otros países, sólo a Grecia por el tema del nombre de Macedonia. 
Envar tenía 3 años durante la guerra. Ha estado en el ejército de Bosnia durante 3 años y su padre ya era militar en el de Yugoslavia. Nos lo cuenta recordando momentos del largo asedio. La ciudad estaba rodeada y el aeropuerto la separaba del territorio no ocupado. Las Naciones Unidas controlaban la pista y cada bando la podía utilizar dos horas para sus vuelos. Era lo pactado. El Túnel era la única vía para suministros y personas. Recorría 800 metros debajo de la pista y lo atravesaban agachadas 4.000 personas cada día.
Aumenta la influencia saudí y Conxita también lo explicó: "El primo de Envar tenía una granja cerca de Sarajevo, un par de cabras, alguna gallina y una vaca. El primo de Envar también es musulmán pero le gusta la cerveza y la música como a todo el mundo. No hace mucho llegó un nuevo vecino de Arabia Saudí que no soportaba su música y le hacía la vida imposible con denuncias. Los saudíes compran terrenos en Bosnia porque hay prados verdes, a veces nieva y la tierra es muy barata. Harto, dispuesto a hartar al vecino y con la esperanza de echarlo, el primo de Envar compró dos cerdos. El vecino saudí, no se fue. Le compró la granja por ocho veces su precio".
Sarajevo era una gran ciudad que había organizado los Juegos Olímpicos del 1984. Cosmopolita, nadie se definía por la religión de su familia. Fue capital de la administración turca y los eslavos que se hicieron musulmanes no pagaban impuestos y trabajaban en la administración. Después fue capital de la administración austríaca, los eslavos católicos tuvieron los mismos privilegios y los musulmanes los perdieron. Los que se mantuvieron en la ortodoxia veían en Serbia a su protector y esperaban su turno. Los judíos sefarditas expulsados de España negociaban con todos y eran protegidos de todas las administraciones hasta que llegaron los nazis.
Un día de 1914 en Sarajevo, un nacionalista serbio bosnio de 19 años asesinó al príncipe heredero austríaco y a su esposa y desencadenó la Primera Guerra Mundial. El príncipe había sobrevivido a diez atentados. Como su esposa no era bastante noble, no lo podía acompañar a actos oficiales y ese día fue el primero y el último. Tuvo muy mala suerte.
Años más tarde, en 1992 cuando Yugoslavia se había despedazado, Sarajevo fue rodeada por el ejército serbio. Los viejos decían que lo que había pasado en el resto del país no podía pasar en Sarajevo, pero empezó el asedio más largo del siglo XX. 1.425 días en que murieron 13.952 personas.
Sarajevo se ha recuperado otra vez. Las iglesias se han reconstruido y están vacías, hay efervescencia inmobiliaria y el capital extranjero compra pisos y tierras de los que emigran. La nueva administración son las Naciones Unidas que intentan superar las viejas divisiones. El tiempo se mide en generaciones.
No hay transporte público para ir a Belgrado, sólo furgonetas privadas. A Zagreb hay un tren diario. Nueve horas a través de tierras verdes y húmedas, llenas de heridas de la guerra. La parte serbia de Bosnia, la república Srpska, usa el alfabeto cirílico y se sienten más serbios que en Serbia.
Zagreb es una ciudad moderna y vital. Está más cerca de los temas europeos que de las inquietudes balcánicas. Ha vivido el conflicto entre cultura eslava y poder austríaco sin estar en el mundo turco. Su lucha es entre poder civil e iglesia católica. La iglesia no fue ajena al poder fascista ustacha y por acción u omisión, a las matanzas de judíos, serbios y gitanos.
Diez días de viaje en que nos han pedido el pasaporte catorce veces dentro de lo que fue un único país. Fronteras nuevas sobre historias antiguas.

El mar al que Roma llamaba Mare Nostrum.
Sur de Italia. Otoño 2017.
El sur de Italia es también historia de los Balcanes. Roma y la Magna Grecia como herederas de la Grecia clásica. Venecia fue la potencia del Adriático y ahora el Sur es la ruta de acceso al sueño europeo. Una semana conduciendo por Calabria, Puglia, Basilicata y Campania, de Brindisi a Nápoles. El talón, la suela y la punta de la bota. Una semana navegando las costas de Amalfi y Cilento y otra las islas croatas del Adriático. Tierra de volcanes, montañas, mar, limoneros, sabiduría y violencias antiguas.
El castillo aragonés de Otranto mira a la vecina Albania. En la iglesia se exhiben huesos y calaveras de un antiguo asalto turco y en la plaza toca la orquesta con una directora eslava.
En la iglesia de Locorotondo entierran a Don Giovanni. No tenía familia porque no aparecen sus nombres en los carteles colgados en el pueblo ni están en la iglesia, pero merece respeto. La orquesta toca en la plaza mientras unos forzudos transportan su ataúd. Cuando traspasan la puerta, se detienen a medio compás y se largan.

Matera. La joya que era tan pobre que Pasolini hizo hablar allí a Jesús.
Matera es antigua y hermosa. En los años 30 la mortalidad infantil era el 50%. Las familias vivían en cuevas en los Sassi, los acantilados. El patrimonio de una familia era diez hijos y un burro. Era la vergüenza y el lugar más miserable de Italia. Un médico antifascista fue desterrado a Matera por Mussolini y lo contó en un libro "Cristo si e fermato a Eboli" que reveló un mundo desconocido. Pasolini filmó allí "El Evangelio según Mateo", también se filmaron "La Pasión" de Mel Gibson y Ben Hur. Ahora las cuevas se alquilan en AirBnb y Matera será la capital europea de la cultura.
Más lejos, en la punta de la bota, el B&B de Reggio Calabria es una reconstrucción de un edificio posterior al terremoto y al tsunami. En 1905, Reggio y Messina fueron destruidas en el mayor desastre civil de la historia. La reconstrucción coincidió con el auge colonial y se hicieron grandes edificios. El sur de Italia ha tenido años malos y ahora los supera con fondos europeos. Mucho dinero ha ido a mejorar la oferta turística pero los turistas no vienen si tienen miedo aunque no haya motivo. La montaña calabresa, el Aspromonte, era tierra de secuestros y ahora hay un GR para excursionistas que es el "Sentiero del brigante".
Los retos actuales son otros. Un ferry llega a Messina, ya en Sicilia y al pie del Etna, en una hora. En el puerto discretamente se mueven grupos de emigrantes africanos que esperan su ocasión para pasar al otro lado y seguir su ruta a las ciudades ricas del norte. En Riace el alcalde que ha abierto las puertas a los emigrantes para compensar la caída de población, ha sido condenado por el gobierno. En la isla de Ventotene hace dos años no quisieron la cuota de familias emigrantes que les correspondía y este año se ha cerrado la escuela por falta de niños.
En Nápoles hemos alquilado un velero para navegar una semana. No es caro para un grupo de ocho si sabes manejarlo, porque duermes, cocinas y viajas en el mar. La bahía de Nápoles, las islas de Capri o Ischia, el Vesubio, Amalfi, Positano, Paestum, los montes del Cilento. El Mediterráneo y sus costas fueron durante siglos un centro del mundo.

Madonna de la pistola. Un Banksi en Nápoles protegido por la pizzeria vecina.

Cristo Velato, otra obra maestra de la ambigüedad napolitana.
Nápoles es la última etapa. Una ciudad que integra todas las culturas. Sus reyes siempre han estado de paso. Normandos, árabes, aragoneses, francos, habsburgos, napoleónicos y piamonteses. Está de moda entre el turismo joven y de nuevo en sus calles se hablan todos los idiomas y se oyen todas las historias. La estatua del "Cristo velato", en el templo masónico del Príncipe de SanSevero, alquimista y masón, es una de las esculturas más bellas e inquietantes del mundo. Su enigma rivaliza con la "Madonna de la pistola" pintada por Banksi en la calle y protegida por la pizzería vecina porque atrae clientes.
El norte del Mediterráneo, el sur de Europa es la casa de todos.

Viajes demasiado cercanos. Pasiones y terrores compartidos.

Detalles del viaje
Este capítulo incluye referencias a tres viajes por tierra y tres rutas en velero.
El primer viaje por tierra empezó en Atenas alquilando un coche con Conxita. Después de conducir por el Peloponeso, zonas de montaña del sur de Grecia y Meteoras, devolvimos el coche en Tesaloniki. Buses de pasajeros y microbuses informales a Sofía, en Bulgaria, Skopje en Macedonia del Norte, Tirana en Albania y regreso a Atenas.16 febrero a 3 marzo de 2013.
El segundo empezó con Conxita en Venecia. Sucesión de trenes, funiculares y nocturnos, por Trieste y Ljubljana hasta Belgrado. Imprescindibles los consejos de www.seat61.com  Tren a Podgorica. Bus a Kotor y microbuses a Dubrovnik, Mostar y Sarajevo. Tren a Zagreb. 2 a 13 marzo de 2016.
El tercero fue la  primera semana de septiembre de 2017. Alquilamos un coche en Brindisi. Lo devolvimos en Nápoles después de viajar el sur de Italia por, Bari, Otranto, Locorrotondo, Altolobello, Matera, Sibari, Reggio Calabria, Aspromonte, un salto en ferry a Messina en Sicilia, Maratea, Paestum, Vesubio, Herculano y Nápoles.

Con un grupo de amigos hicimos tres viajes de una semana en velero. Junio de 2017 en las islas del Adriático norte, saliendo de Zadar. Septiembre de 2018 en las costas de Amalfi y Cilento, saliendo de Castellammare di Stabia, en la bahía de Nápoles. Junio de 2019 en la costa central del Adriático, saliendo de Dubrovnik. Alquilar un velero requiere conocimientos de navegación y trabajo en grupo. Según velero y número de personas, el coste oscila entre 60 y 100€ por persona y día. Al no necesitar transporte adicional ni acomodación durante los días de viaje, el coste es similar a la mayoría de alternativas de viaje en la misma zona y época.

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